Una reivindicación de las escritoras mexicanas
La investigadora Liliana Pedroza presenta “Historia secreta del cuento mexicano”, donde rescata el trabajo de 512 autoras
Por Redacción QP
Una reivindicación de las escritoras mexicanas
Por Redacción QP
Durante 15 años, la escritora e investigadora Liliana Pedroza escarbó en bibliotecas y archivos de todo el país en busca de las escritoras mexicanas que publicaron, muchas veces al amparo de un seudónimo, desde inicios del siglo pasado. Su trabajo, organizado a manera de catálogo, responde a la necesidad de mostrar que el canon literario en México siempre estuvo incompleto al no incluir las voces y estilos de las mujeres.
El libro, cuyo título por sí mismo es una toma de postura, “Historia secreta del cuento mexicano”, abarca 108 años y congrega a 512 autoras, 856 libros y 312 antologías.
Este es un paso para repensar cómo nos hemos planteado la literatura mexicana todo este tiempo: la que ahora pensamos como literatura mexicana universal siempre ha sido escrita por hombres blancos y heterosexuales. La literatura de indígenas, de homosexuales y de mujeres siempre tiene apellido.
El germen de “Historia secreta…” viene de la inquietud de la investigadora por mostrar cómo se dejó de lado la escritura femenina durante décadas, y cómo a pesar de ello, las mujeres siguieron escribiendo y publicando. “Entré en esta investigación intuyendo que los estudios literarios, al menos en México, no estaban tomando en cuenta a todas las mujeres escritoras y pensé en demostrar que sí hay más escritoras, hay nuevas temáticas, hay nuevas visiones, porque a la pregunta de si escriben igual hombres y mujeres respondo que a veces escribimos desde el cuerpo y escribimos desde las respuestas sociales: las mujeres hemos estado abandonadas en la historia. En las últimas décadas ha habido un esfuerzo a partir de quienes sin serlo hemos sido consideradas minoría. Yo creo que es minoría en representatividad”.
La primera escritora mexicana publicada es Laura Méndez de Cuenca, que bajo el sello de Sociedad de Ediciones Literarias y Artísticas-Librería Paul Ollendorff, edita “Simplezas”, en 1910. “Aunque las mujeres ya habían empezado a escribir cuento, por ejemplo, desde finales del siglo XIX, en periódicos y revistas, la primera mujer que encuentro (publicada) es de 1910. Y digo la primera que encuentro porque hubo muchas mujeres que escribieron con seudónimo masculino y pues llega tarde respecto a lo que son los estudios del cuento en general en México”.
Sin embargo, el libro se publica en París, lo que para Liliana Pedroza muestra la dificultad que tenían, y tienen, las mujeres escritoras para distribuir su literatura si se vive fuera de la Ciudad de México.
“Es difícil acceder a la cultura en general sino se está en el Centro, porque digamos que todos los esfuerzos y nuestros impuestos se quedan en la Ciudad de México. Es a partir de los años 80 cuando las publicaciones comienzan a darse en los estados, pero antes todo estaba en la Ciudad de México y excepcionalmente en otros lugares. Una de las cosas que me parece importante decir, aunque parece extraliterario, pero cómo se mueve la literatura también es parte de la literatura, y el hecho que seas alguien de provincia, que haya menos esfuerzos porque no hay talleres, imprentas o editoriales, repercute”.
Una investigación para recuperar la memoria escrita
En “Historia secreta…” se ofrece una línea de tiempo para descubrir cantidad de obra publicada por mujeres existía en México. Además, se cartografía el país para focalizar los estados que publican de manera más constante y aquellos que resguardan la obra en sus bibliotecas.
“Uno de los primeros problemas que me encontré fue la red de distribución y que no fue un trabajo de ir a una sola biblioteca y buscar los libros. La Biblioteca Nacional de México está desactualizada, desde hace 40 años reciben muy pocos libros porque no tienen espacio para almacenarlos y eso es terrible porque si no resguardamos los libros cómo nos van a leer las generaciones futuras. Un libro no sólo se edita y distribuye, debe encontrar un albergue donde un lector futuro vaya a su encuentro. Y esa falta de un espacio de almacenamiento se repite en los Estados”.
Y señala que al reunir el material descubrió que era ajeno al canon literario plasmado por Luis Leal, uno de los investigadores más leídos sobre el cuento en México. “Cuando tuve los libros (de las mujeres publicadas), me apegué a ‘Breve historia del cuento’, de Luis Leal, la narrativa de las mujeres no tenía nada qué ver con ese canon, entonces fue que decidí hace mi propia historia. Por eso es ‘La historia secreta…’ es la que no nos han contado; la otra historia la hemos repetido y siempre nos cuentan a los mismo autores y las misma tendencias. Hemos repetido eso sin preguntarnos algo más, y una de las cosas que han permanecido oculta es la literatura escrita por mujeres: sus propios temas y su propia búsqueda estilística”.
descargalo
El libro está disponible de forma gratuita en:
http://eprints.uanl.mx/13572/1/Historia%20secreta%20del%20cuento%20mexicano_8.pdf