El Quehacer Político a través///Jose Alberto Prado Angeles///El hábito no hace al monje antibalas

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Por José Alberto Prado Angeles

Director General y Editor

El 16 de febrero de 2016 un despacho del sitio británico BBC News fechado en Acapulco, Guerrero, decía en su título: “México, el país donde sacerdotes dan misa con chaleco antibalas y por amenazas de los narcos”.

Y en el contenido de la información señalaba que es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del sacerdocio, donde “hay padres que necesitan guardaespaldas” -de acuerdo con el documento “Diálogos por la Paz” entre 1990 y hasta 2024, 67 sacerdotes de la iglesia católica han sido asesinados-.

Y se refería al puerto del Pacífico como la ciudad más violenta de nuestro país y la cuarta en el mundo, región donde se cultiva mucha amapola y como una de las principales rutas del narcotráfico.

Más de nueve años después las condiciones no han cambiado mucho en algunas zonas de la sierra guerrerense, ni en otras muchas regiones en el resto del país. Y es la misma iglesia católica que ante la escalada de violencia en diferentes estados, se ven en la necesidad de mediar en los conflictos, por lo que se han iniciado procesos de capacitación de los sacerdotes para tratar de encontrar la paz en muchas comunidades afectadas.

Lo anterior fue confirmado esta semana por el arzobispo de Morelia, monseñor Carlos Garfias Merlos, quien dijo que el objetivo es para asegurar el respeto a la vida, el respeto a la familia, facilitar la convivencia entre pobladores y grupos armados, así como preservar la integridad de las estructuras sociales y eclesiásticas en regiones bajo presión del crimen organizado.

Los únicos recursos con los que cuentan los sacerdotes en poblaciones conflictivas son la palabra de Dios y el diálogo como estrategia de prevención, ante un problema que invade a comunidades y aniquila a la población.

La preocupación de la iglesia católica por mantener la paz ha sido permanente. Solo hay que recordar el sermón 357 de San Agustín, “Elogio de la Paz”, donde explica que “La paz, es la tranquilidad del orden”, pero “Es más difícil alabar la paz que poseerla.

En efecto, si queremos alabarla, deseamos las fuerzas para ello, buscamos los pensamientos y pesamos las palabras… a quienes la odian hay que purificarlos con la enseñanza… si queréis atraer a los demás hacia ella, primero tienes que poseerla y retenerla. Arda en vosotros lo que poseéis para encender a los demás”.

Así que, inspirados por esa filosofía permanente sobre conseguir la paz, la iglesia católica hace un esfuerzo extra y “le entra al quite” para colaborar con los nuevos esfuerzos gubernamentales para contrarrestar la inseguridad y la violencia.

Así el Quehacer Político Desde 1980, 45 años inquiriendo en la política de México, cuestionando, exponiendo, revelando y razonando.Es cuanto.

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