El Quehacer Político a través///Jose Alberto Prado Ángeles///Trump y el disparo que huele a agencia
Por José Alberto Prado Ángeles
Director General y Editor
Como se ha visto en repetidas ocasiones en la televisión, en el atentado en contra de Donald Trump los miembros del Servicio Secreto en el escenario actuaron de acuerdo al protocolo, haciendo un escudo sobre la humanidad del ex presidente hasta no recibir la orden de que todo estaba “clear” (despejado) —como se escuchó en las grabaciones— para retirarlo de la escena y protegerlo en su automóvil. Sin embargo, hay dos pequeños detalles en los que los responsables de la seguridad del presidente y ex presidentes pudieron haber fallado:
Primero, ¿recuerda aquella escena del 30 de marzo de 1981 cuando John Hinckley Jr. atentó en contra del ex presidente Ronald Reagan disparándole a bocajarro cuando salía del hotel Hilton en Washington y se dirigía a su automóvil? En el momento de los disparos los agentes del servicio secreto rodearon al mandatario y lo empujaron -hasta con violencia- dentro del automóvil. Ayer, cuando Trump se levantó herido -rodeado por los agentes- y cuando debieron apresurarse a llevárselo -aunque ya no hubiera un riesgo aparente-, dejaron que Trump volteara a la audiencia y por casi cinco segundos arengara a la gente para después proceder a retirarlo del escenario. Y segundo, las primeras investigaciones dicen que el responsable del atentado se encontraba fuera del perímetro del evento. Y de acuerdo con los especialistas en seguridad del servicio secreto, los puntos alejados en lugares abiertos —como fue en el caso— donde puede posicionarse un francotirador, deben estar vigilados y protegidos por cualquier eventualidad. ¿Falló el servicio secreto en ambos casos?
Y ayer, dentro de la tragedia que resulta el atentado, en la antesala de la elección presidencial y en medio de tanta polémica sobre las condiciones físicas y mentales —por su edad— que muestra Joe Biden, el presidente salió en red nacional para “condenar la violencia” y señalar que “no hay lugar en Estados Unidos para este tipo de violencia”. En la breve intervención, sin prompter —apuntador electrónico—, preocupado, pero tranquilo por el estado de salud del ex presidente, Biden se mostró en control de sí mismo —sin titubeos— y con la promesa de que más tarde hablaría con Trump, quien en el debate ni siquiera le regresó el saludo. Son los contrastes que surgen dentro de una tragedia y que nos muestran otras realidades.
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