Paradoja de una democracia en el nuevo orden mundial.
Por Redacción QP
Desde la perspectiva zizektiana, la democracia liberal ha dejado de ser una forma de gobierno, para convertirse en la nueva ideología que organiza los propios individuos de casi todas las naciones en el mundo, a excepción de China, ya que esta nación, según nuestro autor, atraviesa por una forma ini-maginada de sociali-capitalismo (Žižek, 2010) que consiste en una forma ideológica de socialismo en sus instituciones y constituciones, pero que resguarda y desarrolla el sistema capitalista como un modelo económico de producción y de relación entre los habitantes de ese país.
Por lo tanto, la democracia que persiste en nuestros días, para recurrir a la desgastada frase de Churchill, es el peor de todos los sistemas posibles, el único problema es que no hemos descubierto otra forma de gobierno que satisfaga nuestras perspectivas intelectuales- academicistas y esperanzas políticas, sociales, éticas y económicas. Es decir, el problema con la democracia “es que siempre acarrea con la posibilidad de corrupción del gobierno de la obtusa mediocridad. El único problema es que en cada intento de eludir este riesgo inherente y de restaurar la democracia real acarrea necesariamente su opuesto, termina en la abolición de la democracia misma” (Žižek, 2012: 28).
Bajo este argumento cabría repensar el presupuesto hegeliano sobre la democracia, en donde el modelo de democracia que impera hasta nuestros días se ve trazada por una especie de dialéctica universalista, que lejos de ser una superación histórica progresiva y desarrollista de la democracia, es una connotación sistemática de fracasos rotundos por los intentos de establecer esta forma de gobierno en todo el mundo. En otras palabras, el perseguimiento de la democracia en nuestras sociedades y en nuestros sistemas políticos, no están libradas de la contradicción inmediata que manifiesta esta forma de gobierno. De ahí el surgimiento de populismos, de una exacerbada ola de violencia, de corrupción, de nepotismos, desigualdades y de la fisura de la libertad.
En el campo de lo social que se basa en esta noción de antagonismo es Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, en su libro intitulado: Hegemony and socialist strategy establecen que para diagnosticar y otorgar soluciones a los problemas con las que se encuentra la democracia hoy en día, no debe a travesar por propuestas en el sentido de apuntar soluciones radicales, ya que “toda solución es provisional y temporal” (Mouffe, 2012; Laclau 2012: 89). En este sentido, la democracia como un modelo paradójico, la podemos salvar de la crisis que la acecha, tomando en cuenta su propia imposibilidad radical que se hará visible en los diversos antagonismos que se desprenden de ella, y que posibilitará la capacidad de análisis y de conocimiento a partir del reconocimiento real de sus exigencias.
Norberto Bobbio, por su parte, también expondrá las paradojas de la democracia contemporánea a través de las tensiones y contradicciones internas de la propia democracia y sus promesas incumplidas. Este autor resalta, que la democracia contemporánea manifiesta diversas fallas y contradicciones debido a diversos procesos históricos específicos, pero sobre todo por los contantes obstáculos con las que se encuentra
constantemente. Bobbio señala: “falta de pluralismo, imposibilidad de participación política de los individuos, persistencia de las oligarquías y subordinación del interés general al de individuos o grupos dominantes” (Bobbio, 1984: 6). Señalando cuatro paradojas de la democracia: las grandes dimensiones, la creciente burocratización del aparato estatal; la cada vez mayor tecnicidad de las decisiones; los tres efectos perversos: la ingobernabilidad, la privatización de lo público; el poder invisible (Bobbio, 1985).
Algunos teóricos de la democracia en América Latina establecen las paradojas que manifiesta la democracia en esta parte del mundo, considerando que además de ser una región en transición y consolidación democrática de sus instituciones, de sus relaciones y de sus cogidos y leyes, la democracia se ve afectada por el endeble crecimiento económico que aqueja a la región, de esta forma Fareed Zacaria comenta que “la democracia solo puede tomarse en países económicamente desarrollados. Cuando los países en vías de desarrollo son prematuramente democratizados, se genera un populismo que desencadena el desastre económico y el despotismo político” (Zacaria, 1992: 36). No obstante, esta visión desarrollista de la democracia, queda en la limitante cuando se analiza a través de la política comparada y se analiza en relación con otras regiones del mundo, como por ejemplo con los países de Asia occidental como Rusia, Taiwán o la India.
Por otra parte, el malestar que se ha desprendido de la democracia se expresa particularmente en un distanciamiento progresivo de la actividad política institucionalizada, que incide en una creciente desconfianza principalmente de la clase política, a partir del escepticismo que se produce por parte de la sociedad frente a los políticos debido a la incapacidad de gobernar y solucionar problemas que le preocupan a los ciudadanos.
Así de acuerdo a la paradoja y en la búsqueda de establecer una democracia plena dentro de este nuevo orden mundial abra que trabajar como sociedad para buscar una identidad propia y lograr la verdadera transformación ciudadana.