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Mexicanos evitan viajar a El Paso por temor a nuevos ataques
Por Carolina Alonso Romei
Internacionalista
Mexicanos evitan viajar a El Paso por temor a nuevos ataques
Por Carolina Alonso Romei
Internacionalista
El flujo de personas es mucho menor en los puentes para cruzar a la ciudad de Texas pese a ser un fin de semana libre de impuestos en la compra de útiles escolares
Una semana después del mayor crimen de odio en Estados Unidos contra hispanos, muchos mexicanos evitan cruzar de Ciudad Juárez hacia El Paso, Texas, ante el temor de que se produzcan nuevos ataques indiscriminados.
A pesar de ser un fin de semana libre de impuestos en la compra de útiles escolares, el flujo de personas es mucho menor en los puentes para cruzar a El Paso en una muestra del impacto causado por el tiroteo a quema ropa en el que murieron 22 personas, ocho de ellas mexicanas en el centro comercial Cielo Vista.
“Ya no quiere ir a la gente a comprar después del ataque. Ha habido un 50 por ciento menos de cruces durante esta semana”, asegura a Alex Méndez, de 46 años, que se gana la vida llevando maletas y bultos en un carrito de supermercado de las personas que pasan caminando.
En el centro comercial Cielo Vista de El Paso se encuentra una de las tiendas Walmart, con más ventas en Estados Unidos por las compras de mexicanos de Ciudad Juárez y otras localidades fronterizas y que fue elegida por Patrick Crusius para realizar la masacre.
Crusius, de 21 años, admitió ante la Policía ser el autor de la masacre y aseguró que lo hizo con la intención de matar mexicanos en respuesta a lo que considera “la invasión hispana de Texas”.
Cientos de personas rechazaron este sábado el movimiento de la supremacía blanca y el odio contra la comunidad latina en una protesta en El Paso convocada por La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).
Al otro lado de la frontera, los 1.3 millones de habitantes de Ciudad Juárez y de otras localidades han reaccionado con temor ante el clima de rechazo y odio hacia los mexicanos y durante el fin de semana los puentes internacionales hacia El Paso estaban casi vacíos, un paisaje que difiere al de las habituales largas filas de vehículos a uno y otro lado de la frontera.
“Fui a El Paso de visita a mi familia y de paso compré leche huevos, que están más baratos. No tengo miedo, en Juárez me ha tocado ver cosas más feas”, dice María González, de 47 años, que vende ropa en un mercado de segundas y que es una de las pocas personas que ha cruzado al otro lado de la frontera.
La mayoría de los mexicanos que han cruzado esta semana la frontera a El Paso son de Ciudad Juárez, mientras que otros de las localidades vecinas han evitado hacer sus compras en el lado estadounidense.
“Desde el ataque he ido a El Paso tres veces. Dos veces para comprar en Walmart pero a otro local, no al de Cielo Vista, y otra para recoger a mi hijo del aeropuerto”, afirma Cecilia Andujo, de 59 años.
“La gente de la frontera vivimos marcados por la violencia y estamos acostumbrados a que la vida sigue. Por eso, no tenemos tanta miedo ahora como la gente de El Paso y otras ciudades“, afirma.
Andujo, que tiene dos hermanos ciudadanos estadounidenses viviendo en El Paso desde hace más de veinte años, dice que ellos sí tienen miedo.
“No están acostumbrados a la violencia. Mi hermana de El Paso va ahora a la tienda sola, no quiere exponer a sus hijos y tiene miedo de que vayan a hacer algo en las escuelas. Para ella sí fue sorpresa” la masacre provocada por Patrick Crusius, señala Cecilia Andujo.