El Quehacer Político en las Finanzas Desentrañando los Mercados en la opinión de Pedro Tiburcio///RECONFIGURACIÓN DEL ORDEN FINANCIERO GLOBAL
Por Pedro Tiburcio
Analista Financiero
Durante más de tres décadas, la economía global ha operado bajo una premisa fundamental, a menudo invisible pero estructuralmente crítica: la disponibilidad inagotable de capital barato proveniente de Japón. Desde el estallido de su burbuja inmobiliaria y bursátil a principios de los años 90, Japón se convirtió en el laboratorio experimental de la política monetaria moderna. Fue pionero en la adopción de tasas de interés cero (ZIRP), tasas de interés negativas (NIRP) y la expansión cuantitativa (QE), mucho antes de que la Reserva Federal de los Estados Unidos o el Banco Central Europeo consideraran tales medidas heterodoxas. Esta postura, diseñada para combatir la deflación doméstica, tuvo un efecto secundario de magnitud colosal: transformó al yen japonés en la moneda de financiación por excelencia del mundo.
El mecanismo, conocido técnicamente como Yen CarryTrade, permitió a instituciones financieras, fondos de cobertura e inversionistas corporativos tomar prestados yenes a costos prácticamente nulos para reinvertirlos en activos de mayor rendimiento fuera de Japón, desde Bonos del Tesoro de Estados Unidos hasta deuda de mercados emergentes, acciones tecnológicas y, más recientemente, criptoactivos. Este flujo constante de capital actuó como una fuerza supresora sobre los rendimientos globales y como un lubricante esencial para la valoración de activos de riesgo. Japón, en efecto, exportó sus ahorros excedentes al resto del mundo, manteniendo las hipotecas estadounidenses baratas y financiando los déficits de la Eurozona.
Sin embargo, los eventos transcurridos en noviembre de 2025 confirman que este régimen de liquidez ha llegado a un punto de fractura violenta. La confluencia de presiones inflacionarias globales, una política fiscal agresiva bajo la nueva administración de la Primera Ministra Sanae Takaichiy la insostenibilidad matemática de mantener rendimientos artificialmente bajos frente a una deuda pública del 263% del PIB, ha detonado un cambio de fase. El rendimiento del bono soberano japonés (JGB) a 10 años ha roto la barrera psicológica y técnica del 1.71%, un nivel no visto desde la crisis financiera global de 2008.

COLAPSO EN EL MERCADO DE BONOS (JGB)
La Ruptura del Techo Técnico: El Significado del 1.71%
El 10 de noviembre de 2025 quedará registrado como la fecha en que la “oferta invisible” japonesa desapareció del mercado. La validación de los datos de mercado confirma que el rendimiento del Bono del Gobierno Japonés (JGB) a 10 años alcanzó el 1.71%. Para el observador casual, una tasa de interés inferior al 2% puede parecer insignificante en comparación con las tasas del 4% o 5% en Estados Unidos. Sin embargo, en el contexto del ecosistema financiero japonés, este movimiento es tectónico.
Durante años, bajo la política de Control de la Curva de Rendimientos (YCC), el Banco de Japón (BoJ) defendió techos explícitos del 0.25%, 0.50% y finalmente 1.0%. El mercado global estructuró sus modelos de riesgo asumiendo que la deuda japonesa era, esencialmente, un activo de volatilidad cero. La ruptura hacia el 1.71% no es solo un dato numérico; es la señal de que el Banco de Japón ha perdido la capacidad —o la voluntad— de reprimir las fuerzas del mercado mediante la compra ilimitada de bonos.
Tabla 1: Evolución Comparativa del Rendimiento JGB 10 Años
| Período | Rendimiento Promedio | Contexto de Política Monetaria |
| 2016 – 2020 | -0.10% a 0.10% | Tasas Negativas (NIRP) y Control de Curva estricto. |
| 2021 – 2023 | 0.25% a 0.50% | Ampliación gradual de bandas de tolerancia YCC. |
| 2024 | 0.75% a 1.00% | Normalización incipiente y fin de tasas negativas. |
| Noviembre 2025 | 1.71% | Pérdida de anclaje, volatilidad extrema y shock de oferta. |
| Máximo Histórico | 1.825% (Intradía) | Nivel de pánico observado previo a la estabilización parcial.5 |
La gravedad de este 1.71% radica en su impacto sobre la sostenibilidad de la deuda. Japón posee una deuda pública que asciende al 263% de su Producto Interno Bruto, la más alta del mundo desarrollado. La aritmética de la deuda es implacable: cada incremento sostenido en los costos de endeudamiento consume una porción mayor del presupuesto nacional, desplazando el gasto en servicios sociales e inversión productiva. Se estima que el servicio de la deuda, bajo estas nuevas tasas, impondrá una carga adicional de aproximadamente 3.7 billones de yenes anuales (cerca de $27 mil millones de dólares). Esta cifra valida la preocupación expresada en este artículo: el costo de mantener la deuda se ha vuelto matemáticamente oneroso, creando un ciclo de retroalimentación negativa donde el temor a la insolvencia fiscal impulsa los rendimientos al alza, lo que a su vez acelera la insolvencia.
La Paradoja de la Subasta de Noviembre
Los informes de mercado indican que la subasta de bonos a 10 años realizada en torno al 10 de noviembre de 2025 enfrentó una demanda anémica, con un ratio de cobertura (bid-to-cover) cayendo a niveles preocupantes. Los inversionistas institucionales domésticos, que históricamente han absorbido la emisión de deuda soberana con lealtad inquebrantable, mostraron reticencia.
Esta reticencia se debe a la volatilidad de los precios. En un entorno de rendimientos crecientes, el valor del principal de los bonos existentes cae. Los bancos regionales y las aseguradoras japonesas, que poseen carteras masivas de JGBs acumuladas durante la era de tasas cero, enfrentan pérdidas no realizadas (unrealized losses) significativas en sus balances. La perspectiva de mayores alzas de tasas los paraliza, retirando la liquidez del mercado secundario y exacerbando los picos de rendimiento. Este fenómeno de “huelga de compradores” es lo que transformó un ajuste ordenado en un pico desordenado hacia el 1.71%.
EL FACTOR TAKAICHI Y EL ESTÍMULO DE LOS $110 MIL MILLONES
Para comprender por qué el mercado de bonos colapsó precisamente en noviembre de 2025, es imperativo analizar el componente político. La administración de la Primera Ministra Sanae Takaichi finalizó un paquete de estímulo económico masivo en este periodo, valorado en más de 17 billones de yenes (aproximadamente $110 mil millones de dólares).
La Agresividad Fiscal en el Peor Momento
Sanae Takaichi, descrita en los análisis políticos como una discípula ideológica del ex Primer Ministro Shinzo Abe, ha abogado consistentemente por una política fiscal proactiva. Su paquete de estímulo no es una medida de austeridad, sino una inyección directa de liquidez destinada a subsidiar los costos de energía, combatir la inflación para los hogares y, crucialmente, financiar inversiones estratégicas en semiconductores e inteligencia artificial para restaurar la competitividad tecnológica de Japón.
Sin embargo, el timing de este estímulo ha creado un escenario clásico de “Dominancia Fiscal”. En circunstancias normales, un estímulo fiscal impulsa el crecimiento. Pero en un entorno de inflación persistente (que se mantiene por encima del objetivo del 2% del BoJ) y deuda elevada, el mercado interpreta el gasto adicional como puramente inflacionario.
El Conflicto Institucional:
La inyección de $110 mil millones obliga al Banco de Japón a una posición imposible:
1. Acomodación Monetaria: Si el BoJ intenta mantener las tasas bajas para facilitar el financiamiento barato de este nuevo gasto gubernamental, debilita aún más al yen, importando más inflación energética y de alimentos, lo que anula los beneficios del subsidio a los hogares.
2. Restricción Monetaria: Si el BoJ sube las tasas para contrarrestar la presión inflacionaria del estímulo, encarece dramáticamente el costo de la nueva deuda que el gobierno de Takaichi necesita emitir, poniendo en riesgo la estabilidad financiera del estado.
El mercado, anticipando que la inflación será el resultado inevitable de esta fricción, vendió bonos agresivamente. La “matemática imposible” mencionada en el texto base es una descripción precisa de este callejón sin salida: Japón está tratando de estimular su economía con dinero prestado que ya no puede permitirse pedir prestado a las tasas antiguas.
EL GRAN REBALANCEO: LA REPATRIACIÓN DEL FONDO DE PENSIONES
El punto más crítico del análisis de riesgo, y el que posee las implicaciones globales más profundas, es el comportamiento del Fondo de Inversión de Pensiones del Gobierno (GPIF). Con activos bajo gestión que superan los $1.7 trillones, el GPIF es el “ballet de la ballena”: cuando se mueve, el océano entero se agita.
Validación de la Tesis de Venta de Treasuries
Los fondos de pensiones japoneses están retirando $1.1 trillones de los Bonos del Tesoro de EE.UU. Si bien la cifra de $1.1 trillones representa la totalidad aproximada de la tenencia de bonos estadounidenses por parte de Japón (reservas oficiales + fondos privados), y es improbable una liquidación total instantánea, la dirección del flujo es correcta y está respaldada por la lógica financiera fundamental.
El GPIF y otros inversionistas institucionales japoneses (aseguradoras de vida como Nippon Life, Dai-ichi Life) operan bajo estrictos mandatos de gestión de activos y pasivos (ALM). Durante la última década, estos inversionistas compraron deuda extranjera agresivamente porque los rendimientos domésticos eran cero o negativos. Sin embargo, para mitigar el riesgo de que el dólar cayera frente al yen, a menudo cubren (hedge) su exposición cambiaria.
Los Costos de Cobertura (Hedging Costs)
La razón por la cual mantener dinero en América “pierde dinero” ahora, se debe a la paridad de tasas de interés. El costo de cubrir el riesgo cambiario (vender dólares a futuro y comprar yenes) está determinado por la diferencia entre las tasas de interés a corto plazo de EE.UU. (aprox. 4.5% – 5.0%) y Japón (0.5%).
Cálculo de Retorno Neto para un inversionista Japonés(Estimado Nov 2025):
• Rendimiento Nominal Bono EE.UU. (10 Años): 4.20%
• Costo de Cobertura de Divisa (Anualizado): -5.50%
• Rendimiento Neto (Hedged): -1.30%
Comparación con Alternativa Doméstica:
• Rendimiento Nominal JGB (10 Años): 1.71%
• Riesgo de Divisa: Nulo.
• Retorno Neto: +1.71%
La disparidad es de más de 300 puntos básicos a favor de los bonos domésticos japoneses. Un gestor de fondos fiduciario no puede justificar mantener bonos estadounidenses cubiertos que garantizan una pérdida del 1.3% anual, cuando puede obtener un 1.71% seguro en casa. Esto valida plenamente la afirmación de que la “matemática se ha vuelto imposible” para mantener posiciones en el extranjero. El resultado es una presión de venta estructural sobre el dólar y los bonos del Tesoro, y una presión de compra sobre el yen y los JGBs. No es especulación; es arbitraje regulatorio y fiduciario.
Es crucial matizar que el GPIF no necesita vender el 100% de su cartera para causar estragos. Los mercados se fijan en el margen. Si el mayor comprador marginal (Japón) se convierte en un vendedor neto, aunque sea moderado, la ausencia de esa demanda constante crea un vacío de liquidez. El mercado de Treasuries de EE.UU., aunque profundo, depende de la demanda extranjera para absorber las emisiones masivas del déficit estadounidense. La retirada de Japón deja a EE.UU. dependiente de compradores sensibles al precio (fondos de cobertura, hogares), que exigen rendimientos más altos.
CONTAGIO GLOBAL
La interconexión de los mercados financieros garantiza que el shock japonés no se quede en Tokio.
El Tesoro de EE.UU. y el Mercado Hipotecario
• Los rendimientos de EE.UU. a 10 años podrían saltar 40 puntos básicos “solo por la dinámica de flujos
• Las tasas hipotecarias, que ya incluyen una prima de riesgo elevada, podrían fácilmente romper la barrera del 8%.
• Las “empresas zombies con $3 trillones en bonos basura”. Estas empresas han sobrevivido únicamente gracias a la capacidad de refinanciar deuda vieja con deuda nueva más barata.
En otras palabras, se le puede venir la noche al mercado americano como hemos dado seguimiento puntualmente en artículos anteriores. Así que toma tus previsiones y nos vemos en los mercados.
Pedro Tiburcio
Analista de Elliott Wave Reports
@ptiburon en Twitter/X
Gráficos cortesía de TradingView
