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Por Graciela Edith Coronel Barrios

Presidenta de Comercio Alternativo Para Una Vida Digna AC (CAPUVD)

¿Con quién? quizás te estás preguntando, ¡con quien sea necesario! estimado lector, pero principalmente…¡con Dios!

Sabía usted que Dios nos envío a su Hijo para reconciliarse con nosotros, dicen las Escrituras en Romanos 5: 8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” A Dios no le importó nuestra condición, Él no ha dejado de amarnos por nuestra maldad, a Él le importa reconciliarse con nosotros y por ello nos envió a su Hijo.

Pero hagamos una pausa y empecemos por conocer el significado bíblico de la palabra Reconciliar, que proviene del griego katalasso: cambiar mutuamente, cambiar completamente, componer una diferencia, es el acto de transformar a alguien de un estado de enemistad a uno de amistad o de restaurar la armonía entre las personas.

¿Conocías este significado? Es impactante la relaciónque esto tiene con los versículos 17 al 20 del capítulo 5 de la segunda carta a los Corintios, veámoslo por partes: 

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” Reconciliar es cambiar completamente, es transformar, es restaurar… algo que solamente Dios puede hacer en nuestras vidas a través de Jesucristo, cuando estos cambios para bien invaden tu vida es imposible no establecer una relación con Dios, se vuelve tu Guía, tu Consejero, tu Refugio, sientes esa libertad de hablar con Él porque ya no hay nada que te separe de Él, ya no necesitas un intermediario porque te sientes libre, no porque seas perfecto sino porque comprendes que haz sido perdonado, reconciliado, que para Dios todo lo demás quedó atrás y ahora Él te ve como una criatura nueva.

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” Esta sensación de libertad solamente puede provenir de Dios; el deseo de cerrar capítulos a través del perdón, la convicción de maldad en nosotros y arrepentimiento genuino de ello, ese hastío de la vida tan vergonzosa que llevábamos, son cosas que solo Dios puede revelarnos, en donde no nos sentimos condenados sino confrontados y motivados a dejar lo que no conviene, en donde entendemos que hemos sido justificados no por obras sino por amor, gracia y misericordia, y comprendemos también el gran valor de la muerte y resurrección de Jesús para nuestras vidas.

“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”Dios anhela una reconciliación contigo, conmigo y con todos nosotros, pero también que seamos mediadores para con los demás, que seamos un testimonio de reconciliación, siendo los primeros en ceder a reconciliarnos con quienes nos hacen daño, especialmente con nuestros hermanos:

”Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.“ S. Mateo‬ 

”Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.“ Efesios‬ 

El hijo pródigo es un ejemplo claro de reconciliación, dice la Palabra en Lucas 15, que volviendo en sí, comprendió su maldad, comprendió que lo que vivía no era el deseo ni la ausencia de Dios sino la consecuencia de su maldad, recordó que tenía un lugar especial en la casa de su Padre, y regresó al Él pidiéndole perdón y la respuesta del Padre fue abrazarlo y amarlo… ¡es la misma respuesta que tiene Él hoy para ti!

¿Qué trae consigo la reconciliación?

1. Salvación.

”Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.“ Romanos‬ 

2. Santidad.

”Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;“ Colosenses‬ 

3. Fin a la enemistad.

”En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.“ Efesios‬ 

En el antiguo testamento podemos observar que para reconciliarse con Dios había que hacer una serie de ofrendas de paz, de expiación, holocaustos y demás actos que se encontraban vigentes en la ley de Moisés; Hoy en día entendemos que no hay mayor sacrificio que el que hizo Jesús en la cruz por todos nosotros, no hay manera de superar ese acto o de ofrecer mejor cordero que ese Cordero Inmolado que murió por nosotros, sin embargo, Jesús no vino a abolir la ley de Moisés sino a hacerla cumplir, y el cumplimiento está en nuestra obediencia a la reconciliación con el Padre y con los demás.

Sé que hoy es el día en que quieres reconciliarte con el Padre, por ello te invito a que digas en voz audible y creas en tu corazón esta oración: Señor Jesús, este día vengo a reconciliarme contigo, confieso que he vivido apartado de ti y te pido perdón por las veces que te he fallado, te pido que me limpies y me conviertas en una nueva criatura, en un hijo tuyo,reconozco que necesito de ti y anhelo esa paz, esa seguridad, esa vida que solamente tú me puedes dar, por eso hoy te recibo en mi corazón como mi Señor y mi único, verdadero y suficiente Salvador, en el nombre de Jesús, Amén!

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