El Quehacer Político a través///Jose Alberto Prado Angeles///Al pueblo bueno se le está acabando la Resilencia

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Por José Alberto Prado Angeles

Director General y Editor

Fue en una reunión privada, en donde ante representantes de iglesias, comunidades religiosas y el cuerpo diplomático en México, Paul Richard Gallagher, secretario de Relaciones Exteriores del Vaticano, dijo el fin de semana que “México es una nación donde a menudo han brotado flores de la sangre de los mártires y en donde la esperanza ha triunfado sobre las dificultades”, pero a la vez estableció que “las heridas causadas por el crimen organizado, la corrupción y la desigualdad económica son reales, pero también lo es la resiliencia -capacidad de adaptación a situaciones adversas- del pueblo mexicano”, y ratificando que “aquí es donde la iglesia debe caminar junto a la sociedad civil y al Estado, no para dominar, sino para servir; no para imponer, sino para acompañar”.

Y en base en lo anterior, cobra sentido lo anunciado en días pasados por el arzobispo de Morelia, monseñor Carlos Garfias Merlos, quien anunció los procesos de capacitación de los sacerdotes en nuestro país, para ser mediadores y tratar de encontrar la paz en comunidades afectadas por la escalada de violencia de los grupos delincuenciales.

Donde posiblemente el Canciller del Vaticano no tenga toda la razón -hablando en el sentido figurado-, es en la resiliencia del pueblo de México, ya que lo sucedido el viernes en Nuevo Laredo, México, es una muestra de que ese pueblo se empieza a cansar, empieza a protestar y empieza a actuar para hacerse justicia por mano propia. El incidente en la frontera norte, donde un convoy militar -integrado por dos camionetas y un vehículo blindado del ejército- fue acorralado por ciudadanos indignados, luego de un padre de familia los denunciara en las redes sociales, los persiguiera y los acusara de despojar a su hijo de casi 50 mil pesos, mil dólares y varios teléfonos celulares, es una muestra que ese pueblo ya no está dispuesto a ser resiliente.

La decisión de un coronel del Decimosexto Regimiento de la SEDENA en Nuevo Laredo de obligar a los militares que regresaran los mil dólares, 2,000 pesos -con la promesa de regresar el resto lo antes posible- y de los teléfonos celulares, además de aceptar la irresponsable comportamiento de los soldados, nos lleva a conclusiones como que el ejército nunca debió haber salido de sus cuarteles para evitar ser “tentados” por la corrupción -como ha sucedido ya en algunos casos- y convertirse en parte de “las heridas” como dijera el Canciller del Vaticano, y posiblemente lo más importante, que al “pueblo” ya se le acabó la paciencia, y ahora hasta arriesgando sus vidas, hacen “justicia por mano propia” ante la desconfianza de la misma autoridad o ante “la erosión de la verdad en el discurso público”, como dijera el prelado cuando hablaban de nuevos desafíos de la sociedad.

Así el Quehacer Político Desde 1980, 45 años inquiriendo en la política de México, cuestionando, exponiendo, revelando y razonando.Es cuanto.

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