El Quehacer Político a través de las visiones en papel///Karla Flores///El reto del gobierno mexicano está en convertir esfuerzos en acciones para un futuro libre de explotación, trata y desaparición
Por Karla Flores
Analista
El gobierno mexicano, ahora con una mujer a la cabeza, debe convertir sus esfuerzos en estrategias efectivas para erradicar la explotación, la trata y la desaparición de personas, asegurando un futuro seguro y justo para todos.
– El compromiso debe estar en la implementación real de políticas que prevengan y combatan la explotación, la trata y la desaparición, garantizando protección y justicia para los más vulnerables.
Cada 23 de septiembre, se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, una jornada dedicada a exponer y sensibilizar sobre una de las más atroces violaciones de los derechos humanos.
Esta fecha, establecida en 1999 por la Conferencia Mundial de la Coalición contra el Tráfico de Personas, llama la atención sobre un problema que, lejos de disminuir, sigue expandiéndose a nivel global pues millones de personas caen víctimas de redes de trata, siendo las mujeres y los menores de edad los más afectados.
Los grupos vulnerables son frecuentemente engañados, secuestrados o forzados a vivir en condiciones de explotación extrema, donde son sometidos a abusos físicos y psicológicos, despojados de su libertad y dignidad. La explotación sexual es sólo una de las formas en las que estas personas son cruelmente utilizadas para el beneficio de otros, un recordatorio de que la esclavitud, en sus formas modernas, sigue siendo una realidad dolorosa en el siglo XXI.
En México, el panorama es preocupante, según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y otras organizaciones civiles, el país es tanto un lugar de origen, tránsito y destino para las víctimas de trata de personas. La explotación sexual es la forma más común de trata en México, donde el 70% de las víctimas son mujeres y niñas. La situación se agrava debido a factores como la pobreza, la desigualdad de género y la violencia generalizada, que crean un caldo de cultivo propicio para estas redes criminales.
Se estima que en Méxicom más de 20,000 personas son víctimas de trata cada año, y según el Observatorio Nacional Ciudadano, la explotación sexual es la modalidad más común de la trata en el país. Entre 2015 y 2020, las denuncias por trata de personas aumentaron en un 46%, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y sólo el 1% de los casos de trata en México resulta en una sentencia condenatoria, lo que subraya la dificultad para combatir eficazmente este delito.
Las cifras oficiales son alarmantes, pero la realidad podría ser aún más sombría. La trata de personas es un delito difícil de rastrear debido a su naturaleza clandestina. Muchas víctimas no denuncian por miedo, desconfianza en las autoridades o falta de alternativas. En este contexto, la impunidad se convierte en un aliado de los tratantes.
El gobierno mexicano ha implementado diversas estrategias para combatir la trata de personas, como la creación de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, y la asistencia a las víctimas. Sin embargo, los resultados han sido limitados. La falta de recursos, la corrupción y la colusión de algunas autoridades con redes de trata siguen siendo obstáculos importantes en la lucha contra este flagelo.
El Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños es una oportunidad para reflexionar sobre la responsabilidad que tienen los gobiernos, la sociedad civil y cada uno de nosotros en la erradicación de este crimen. En México, es imperativo reforzar la prevención, mejorar la persecución del delito y, sobre todo, garantizar la protección y rehabilitación de las víctimas.
La lucha contra la explotación sexual y la trata de personas requiere un compromiso constante. No sólo es una cuestión de justicia, sino de humanidad. México tiene el reto de convertir sus esfuerzos en acciones efectivas para proteger a los más vulnerables y asegurar un futuro libre de explotación para todos.