22 noviembre, 2024

El Quehacer Político Deportivo a través de la opinión del Arco a la tribuna///Alberto del Arco Méndez

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Por Alberto del Arco Méndez

Analista deportivo

Debido a que el próximo mundial será compartido con Estados Unidos y Canadá, no se ha tomado conciencia de que estamos ya calificados, dejaremos de sufrir las dramáticas y a veces trágicas eliminatorias de CONCACAF, pasando directamente a la fase final, lo que a estas alturas no sabemos si es bueno o malo, cayendo en un mar de dudas e incertidumbre respecto de lo que podemos hacer en dicha justa.

Tampoco es que nuestras expectativas se desborden por el simple hecho de jugar el mundial en canchas conocidas, es verdad que pudiera ser un elemento que juegue a favor de la selección, pero en las 3 oportunidades en las que se ha dado esta condicion, los resultados no han sido nada espectaculares.

La primera oportunidad se presentó en el mundial de 1970 y ahí si, la expectativa fue grande, había mucha ilusión en el aficionado mexicano de que por fin se tuviera una participación mas o menos exitosa, hasta ese momento el balance de la selección en copas mundiales era muy negativo con 13 partidos perdidos, dos empates y una sóla victoria.

El hecho de jugar en casa desbordó las expectativas y se tenía mucha ilusión de trascender y de alguna manera así fue, Mexico logro en ese mundial su mejor participación hasta el momento, con un par de victorias, un empate y sólo una derrota, pero lo mas importante fue que se dio su primera clasificación superando la fase de grupos, nada mal para una selección que nunca lo había logrado y que sólo contaba con una victoria en su haber, sin embargo, el gusto duró muy poco ya que inmediatamente en su siguiente partido fue cruelmente eliminado por Italia al son de 4 goles por 1

Su segunda oportunidad se dio 16 años después, en 1986 y de la misma forma, las expectativas se desbordaron y se generó una grán ilusión respecto del papel del tri, que además de contar con jugadores de gran calidad y haber formado un equipo muy balanceado, contaba en sus filas por primera vez con un jugador de élite mundial, nada menos que el pentapichichi Hugo Sánchez.

En esta oportunidad sin duda el rendimiento fue mejor, se ganaron 3 partidos y no se perdió ninguno ya que la eliminación ante Alemania fue en tanda de penales como criterio de clasificación, por fin se jugó por primera vez el famoso quinto partido, aunque en el papel el avance fue exactamente el mismo que en el 70 ya que al aumentar el número de participantes se jugó una ronda mas y la instancia a la que se llegó fue la misma cuartos de final.

La tercera y última oportunidad se dio muy pronto, sólo 8 años después en el mundial de Estados Unidos 1994 y nuevamente las expectativas crecieron de forma desmesurada, se pensaba en aquellos años que el jugar en Estados Unidos sería practicamente una sucursal de México, acostumbados a esas canchas y esos ambientes, por ser la sede oficial de los muy numerosos partidos “moleros”, además del apoyo incondicional de los migrantes nacionales.

Estaba la mesa puesta, las mejores condiciones posibles fuera de México, el equipo aún contaba con buenos jugadores y todo pintaba para volver a trascender, sin embargo, los resultados dejaron mucho que desear, sólo un partido ganado, dos empates y una dolorosa derrota ante la Bulgaria de Stoichcov que los marginó de al menos igualar la fase de avance e intentar trascender, lejos de ello, ese dia marco el inicio de la maldición del quinto partido, que por cierto esta mal empleado el término, por que el partido ya se jugó en el 86, lo correcto sería decir “la maldición de los cuartos de final”

Fianlmente llegó la cuarta oportunidad en condiciones no tan favorables pero, de alguna manera si representa una opción interesante para México por las razones ya conocidas, sin embargo y a diferencia de las tres ocasiones descritas previamente, en esta oportunidad no se percibe ese clima de ilusión y grandes expectativas, tal vez el aficionado mexicano ya entendió después de los descalabros, pero tal vez el aficionado se ha vuelto mas analítico.

La realidad es que el estado de la selección y del futbol mexicano en general es muy lamentable, se ve con claridad el estancamiento en el que estamos sumidos, ni siquiera se podría hablar de una crisis, es un estado de rigidez, de parálisis, no hay canteras productivas, no hay promesas juveniles, no tenemos jugadores de élite, la liga es un desastre, los dueños de los equipos sólo les interesa el negocio, la administración no da una, el arbitraje una vergüenza, al parecer las esperanzas se centran en lo que los jugadores nacionalizados puedan hacer, se piensa que los extranjeros van a venir a solucionar el problema.

Lamentablemente no es así, la cantidad y gravedad de los problemas son abrumadores, sería muy iluso pensar que en el tiempo que queda se diera un cambio radical, los problemas son estructurales y de largo plazo, lo único que queda por hacer es intentar conformar una selección, lo mas competitiva posible, con los jugadores que estén en su mejor momento, pero ¿cuanto apuestan a que Ochoa va a ser el portero titular?, es mas importante tener al “seis copas” que llevar a un equipo competitivo.

Los torneos que vienen, empezando con la Nations League, pero sobre todo la Copa América, serán un buen termómetro de lo que podría venir en el mundial y de lo que nos deparará el destino en el 2026, por ello señalabamos que el que no haya eliminatoria no es tan bueno como parece, al menos en la eliminatoria, se debe mantener un equipo competitivo y en ritmo de copetencia.

Por ello los partidos amistosos serán de mucha importancia, se deberán buscar buenos sinodales y se tendrá que “madurar” a marchas forzadas a los jugadores talentosos pero sin experiencia, lo único bueno de todo esto es que al menos los aficionados no están tan ilusionados y con el corazón ya curtido de tanta decepción.

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