“Amajac” será quien sustituirá estatua de Colón en Reforma
Por Redacción QP
“La joven de Amajac” será la escultura que ocupará el espacio en lo que era la Glorieta de Colón, en Reforma.
“La Señora de Amajac”, una figura de una mujer precolombina que fue descubierta el 1 de enero de 2021, en la comunidad de Amajac, Hidalgo, ocupará el espacio del monumento a Colón, en la Glorieta que llevaba el mismo nombre, en Reforma, Ciudad de México.
La réplica de esta figura estará a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), indicó el secretario de desarrollo urbano y presidente del Comité de monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (Comaep) de la Ciudad de México, Rafael Gómez Cruz.
Es una decisión muy importante que tiene que ver con lo que concebimos como historia de la ciudad; darle este espacio a las mujeres indígenas es un gran simbolismo , indicó.
Al respecto, el director del INAH, Diego Prieto, indicó que no es la primera vez que un conjunto tiene que cambiar de sitio, por distintas circunstancias “históricas, urbanísticas o simplemente atendiendo las inquietudes de la ciudadanía”, declaró.
Señaló que, entre los cambios de esculturas que se han realizado está la estatua ecuestre de Carlos IV, la cual se trasladó de la Universidad Nacional Autónoma de México, a la esquina de Bucareli y después la plaza Manuel Tolsá.Estamos trabajando técnicamente para que, con la Secretaria de Obras podamos hacer el traslado lo más pronto posible , señaló.
¿Qué representa “La joven de Amajac”?
De acuerdo con el INAH, la pieza representa a una joven mujer de élite, posiblemente gobernante por su postura y atavíos, más que a una deidad como se han interpretado casi todas las esculturas huastecas femeninas, a las cuales se vincula con la diosa Tlazoltéotl.
La figura está elaborada en roca caliza y mide 60 centímetros en su parte más ancha y alrededor de 25 centímetros de grosor. Su buen estado de conservación permite observar sus rasgos, así como su espiga, elemento que permitía contemplarla erguida.
Luce un rostro pequeño, ojos abiertos y huecos –“los cuales debieron estar rellenos con incrustaciones de obsidiana u otra piedra”–, con un tocado alto, un collar al centro del cual se distingue un adorno en forma de gota, conocido como oyohualli, un torso ataviado con una camisa de mangas largas y una larga falda que llega hasta los tobillos y revela el par de pies desnudos.