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Dos años y los críticos de la 4T
Por Israel Mendoza Pérez
Inspirada en hechos históricos relevantes en el país, la cuatroté cumple dos años de ser el estribo del presidente Andrés Manuel López Obrador para trascender como un revolucionario “sin armas” y “lealtades a ciegas”.
Sin embargo, mientras el Presidente insiste en que los conservadores son quienes se reagrupan para derrocar un gobierno con legitimidad, en el interior de la cuatroté es donde se han fraguado, en estos dos años de administración lopezobradorista, las críticas más acres al grado de llamarlo “proyecto de contradicciones”.
La “lealtad a ciegas” pasó a ser una condición oprobiosa para las voces críticas que a lo largo de 12 años acompañaron al presidente en su lucha democrática. Y que ahora se encuentran fuera del proyecto que los encumbró. En este caso, las voces de Jaime Cárdenas, Víctor Manuel Mazur y Carlos Urzúa se encargaron de avivar la hornilla de la crítica a la cuatroté al grado de exhibir la concentración de poder y ventilar los secretos que se encierran en el despacho principal de Palacio Nacional.
Sin embargo, mientras el Presidente insiste en que los conservadores son quienes se reagrupan para derrocar un gobierno con legitimidad, en el interior de la cuatroté es donde se han fraguado, en estos dos años de administración lopezobradorista, las críticas más acres al grado de llamarlo “proyecto de contradicciones”.
La “lealtad a ciegas” pasó a ser una condición oprobiosa para las voces críticas que a lo largo de 12 años acompañaron al presidente en su lucha democrática. Y que ahora se encuentran fuera del proyecto que los encumbró. En este caso, las voces de Jaime Cárdenas, Víctor Manuel Mazur y Carlos Urzúa se encargaron de avivar la hornilla de la crítica a la cuatroté al grado de exhibir la concentración de poder y ventilar los secretos que se encierran en el despacho principal de Palacio Nacional.
Gabinete. Jaloneos y deserciones. |
Desde el interior del gabinete es donde se han gestado los choques más fuertes entre los colaboradores de Andrés Manuel López Obrador y que han cimbrado a la cuatroté en estos dos años; fracturas utilizadas por los detractores para confirmar que, en el gobierno, la voz de Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, es la que se encarga de operar de manera transversal sobre otras carteras del gobierno y es cuando cruza, con tacto de paquidermo, y provoca colisiones.
El exsecretario de Medio Ambiente, Manuel Mazur pidió que no se idealice a la “cuarta transformación” porque en los meses que ha formado parte del gabinete se ha percatado de que hay “contradicciones brutales”.
La renuncia del exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, también sonó fuerte al señalar la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública y personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
Después vino la renuncia de Jaime Cárdenas Gracia al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, organismo creado por el gobierno de López Obrador para administrar y vender bienes decomisados y que, según el exfuncionario, está corrompido en su estructura operativa.
Incluso, ahora la voz del antiguo compañero de lucha, del Presidente, Porfirio Muñoz Ledo también se convirtió en una corriente disidente ya que, para el legislador, tanto el partido en el poder como la bancada legislativa de Morena se encuentran en una penosa situación de apéndice del poder presidencial y no en un factor de equilibrio de fuerzas.
La cuatroté es un proyecto que sufre mutaciones constantes. Y no sólo son los conservadores quienes sueltan las críticas a su interior hay personajes que por sus añejas relaciones políticas y económica evitan que el proyecto termine de concretar objetivos trazados desde aquel 1 de diciembre de 2018. Los dos primeros años ya fueron el round de sombra suficiente para ir más allá de las acusaciones del pasado y ordenar un gabinete que pinta para ser el lastre de la cuatroté pues la “lealtad a ciegas” atrofió los resultados.
El exsecretario de Medio Ambiente, Manuel Mazur pidió que no se idealice a la “cuarta transformación” porque en los meses que ha formado parte del gabinete se ha percatado de que hay “contradicciones brutales”.
La renuncia del exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, también sonó fuerte al señalar la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública y personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
Después vino la renuncia de Jaime Cárdenas Gracia al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, organismo creado por el gobierno de López Obrador para administrar y vender bienes decomisados y que, según el exfuncionario, está corrompido en su estructura operativa.
Incluso, ahora la voz del antiguo compañero de lucha, del Presidente, Porfirio Muñoz Ledo también se convirtió en una corriente disidente ya que, para el legislador, tanto el partido en el poder como la bancada legislativa de Morena se encuentran en una penosa situación de apéndice del poder presidencial y no en un factor de equilibrio de fuerzas.
La cuatroté es un proyecto que sufre mutaciones constantes. Y no sólo son los conservadores quienes sueltan las críticas a su interior hay personajes que por sus añejas relaciones políticas y económica evitan que el proyecto termine de concretar objetivos trazados desde aquel 1 de diciembre de 2018. Los dos primeros años ya fueron el round de sombra suficiente para ir más allá de las acusaciones del pasado y ordenar un gabinete que pinta para ser el lastre de la cuatroté pues la “lealtad a ciegas” atrofió los resultados.