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Alfonso y los ex de Madrazo
Por Israel Mendoza Pérez
El breve paso del líder histórico del Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar, por la dirigencia de Morena oscila en lo testimonial y en la anécdota. En la foto de su efímero triunfo y en la zancadilla a Yeidckol Polevnsky. Y para rematar en un insípido frente político con los ex partidos aliados de Roberto Madrazo, enemigo histórico del presidente Andrés Manuel López. Su iderazgo sólo le alcanzó para eso.
En 2004 Roberto Madrazo era el mandamás del tricolor y su poder de convocatoria le llegó al precio a Alberto Anaya eterno dirigente del PT y al entonces heredero del PVEM, Jorge Emilio González. Ambos venían de diferencias políticas con sus aliados. Con ellos contruyó alianzas electorales estatales y les funcionó el pragmatismo político.
Alberto Anaya dejaba atrás un sinsabor con Andrés Manuel López Obrador ya que en el año 2000 “cedieron espacios” en la ciudad de México por la declinación de Marcelo Ebrard cuando fue el candidato del camachismo institucionalizado en el Partido de Centro Democrático. Jorge Emilio salía de la ruptura con Vicente Fox. Ambos pudieron colgarse del PRI y los tres se enfilaron en un frente electoral apodado “marea roja”. La triada gozó del beneficio de su complicidad política.
A unas semanas de dejar la dirigencia de Morena, el eterno dirigente barzonista sólo logró un acuerdo político y con los partidos más débiles y marginados del escenario político. Ahora, convertidos en los institutos satélite del partido en el poder se lanzan a una aventura política con miras a amarrarse los primeros lugares de legisladores y alcaldías. Si bien la alianza electoral está en pláticas, el frente lo construyen para comenzar a trazar la ruta de un acuerdo electoral para 2021. La propuesta se presentará ante el Consejo Nacional de Morena en los próximos días. Eso es una prueba más de que Ramírez Cuéllar creó un acuerdo a modo y exprés.
A unas semanas de dejar la dirigencia de Morena, el eterno dirigente barzonista sólo logró un acuerdo político y con los partidos más débiles y marginados del escenario político. Ahora, convertidos en los institutos satélite del partido en el poder se lanzan a una aventura política con miras a amarrarse los primeros lugares de legisladores y alcaldías. Si bien la alianza electoral está en pláticas, el frente lo construyen para comenzar a trazar la ruta de un acuerdo electoral para 2021. La propuesta se presentará ante el Consejo Nacional de Morena en los próximos días. Eso es una prueba más de que Ramírez Cuéllar creó un acuerdo a modo y exprés.
Alfonso Ramírez Cuéllar resultó igual que el conspicuo Roberto Madrazo. La escuela de la alianza fácil y manejada por la figura dominante. Aunque presumió un acuerdo de unidad éste se queda corto. No hay más fuerzas políticas. Y lo pactó para dejar encaminado su proyecto político-personal cimentado en el barzonismo.
Y es que no lo puede negar, son los últimos días de Alfonso Ramírez Cuéllar, al frente de la dirigencia de interina de Morena y sus movimientos fueron los de una figura grisácea. El partido-movimiento le quedó enorme. Para ponerle sabor a su dirigencia sacó del cajón a los aliados maleables y en su momento, utilizados por Madrazo Pintado.
Lo que Morena tiene enfrente es la elección del cargo de presidente y secretario General del Comité Ejecutivo Nacional que se llevará a cabo a través de una encuesta abierta. Por lo que hacer un frente sólo es la búsqueda de extender su mandato en la dirigencia vía un tercero.
Y ya será entre el 27 y 28 de junio que comience el movimiento de Morena y las encuestas se llevarán a cabo entre los días 29 de junio al 1 de julio y en los días subsecuentes se define el dirigente. De manera perversa quien llegue a la dirigencia tendrá que cargar con la travesura de Ramírez Cuéllar y abrirles espacios a sus compinches políticos del PT y Verde.