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El laberinto de Alfaro
Por Israel Mendoza Pérez
La cadena de recientes pifias en la administración del gobernador Enrique Alfaro comienza a sacar a flote las debilidades de su proyecto político. En su reciente mensaje dejó a su suerte a lo jaliscienses tras anunciar que se entraría a una etapa de “responsabilidad individual”, la cual fue concertada con la famosa mesa de reactivación económica.
Envuelto, aún, en los ecos de las recientes manifestaciones por la muerte extrajudicial de Alejandro Giovanni López. Sus movimientos son acelerados y obtusos. El problema es que la mesa de expertos no cuenta con ningún profesional de la salud, por ello, a nadie extrañó que los representantes sindicales, de universidades, organizaciones sociales, y por supuesto, de la iniciativa privada, siguieran adelante con el regreso a actividades, a pesar del riesgo que esto representa.
Aunque Jalisco había mantenido bajos niveles de contagios, en los primeros 10 días de junio se dispararon hasta alcanzar casi los 4 mil casos, a pesar de que la movilidad solo aumentó en seis por ciento con la relajación de la medidas de confinamiento, que inició el 1 de junio.
Y si bien, Alfaro tuvo razón en no culpar a la gente que ha salido de sus hogares para ganarse la vida, lo cierto es que su gobierno tendría que tomar en sus manos la guía de los ciudadanos, y no simplemente decirles que es tiempo de que se cuiden a sí mismos y a sus familias, sobre todo con el crecimiento acelerado de pacientes con Covid-19 que tiene en sus manos.
La situación se vuelve aún más lamentable al escuchar versiones en las que sus allegados aseguran que la mente de Alfaro Ramírez únicamente es habitada por los costos políticos que el mal manejo de la pandemia podría traer para Movimiento Ciudadano rumbo a los comicios de 2021.
El problema es que las facturas no sólo llegarán y serán giradas por concepto de la “responsabilidad individual”, también habrá un alto precio por la desmedida contracción de deuda pública, así como por la brutalidad policial con que presuntamente se condujo la policía de Ixtlahuacán de los Membrillos en el caso de Giovanni López, sin que los elementos involucrados fueran cesados de su cargo y el presidente municipal de Ixtlahuacán, Eduardo Cervantes Aguilar dejó que el golpe llegara directo a Alfaro.
Lo más grave es que mientras la Fiscalía del Estado se aferraba a la versión de que el joven se encontraba en un estado inconveniente, Alfaro no dejaba de hacer referencia a los sótanos del poder, mientras los ciudadanos perdieron toda confianza en las historias de la autoridad.
Ante ello, en el terreno político se ha fortalecido la figura del exsuperdelegado estatal, Carlos Lomelí, quien teñiría de Morena a la perla tapatía de la mano de Morena, a la candidatura en Guadalajara, ciudad en la que se erige como el único contendiente con posibilidades de desbancar a Ismael del Toro.
Así, quien realmente viviría un cambio de panorama es el mismo Enrique Alfaro, pues sus tropiezos y desatinos han salpicado su mandato, pero también al resto de actores que pretenden contender con la bandera de Movimiento Ciudadano. A final de cuenta parece que el partido de Dante Delgado comienza a hacer agua en la entidad por culpa del gobernador. Alfaro libra esta crisis gracias a que no pone sobre la mesa la revocación del mandato de lo contrario el escenario sería otro.