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Pablo y Dolores, volver al pasado
Por Israel Mendoza Pérez
La defensa de Rosario Robles encabezada por el despacho “Epigmenio Mendieta & Abogados” se aventuró a lanzar 13 puntos en los que se puntualizan fallas y excesos de parte de los legisladores para llevar a la experredista a “juicio político”. Exageró la defensa pues el caso es político y de disputa. No es de justicia.
Lo de Rosario Robles no es un “pecado”, como se atrevió a calificar un añoso columnista. Es la exhibición de sus errores y creer que la izquierda de la cuatroté no olvidaría sus diferencias y no le cobraría factura por aquellos videoescándalos de 2004. Ese es el punto. A ella se le achaca esa reyerta y caída de los protagonistas de los videos producidos por Carlos Ahumada Kurtz.
Ahora, el diputado Pablo Gómez, protagonista como la mano ejecutora en San Lázaro le hace el juego a Dolores Padierna y a su sobrino el juez Jesús Delgadillo Padierna. Sin embargo, Dolores Padierna y Pablo Gómez se confrontaron en los tiempos en que ella desde la secretaría general del PRD en la ciudad de México, hacia 1999, y él como aspirante a la Jefatura de Gobierno tuvieron diferencia pues él no fue el candidato del matrimonio Bejarano-Padierna o como los demás precandidatos calificaron el candidato de la leche Betty.
Rosario Robles desde la Jefatura de Gobierno se enfrentó con Padierna años atrás y era un pleito casado. Después se enemistó con Pablo Gómez debido a que ella jugaría para el PRD y quien fuera el candidato ganador. Pero como los dados no favorecieron a Pablo Gómez por eso ahora la humilla políticamente. Pero tiene sus rencores y ahora, Gómez Álvarez juega para quedar bien en Palacio.
En el punto que tienen más olfato los abogados y es por donde deben escudriñar es que “el proceso ha estado infestado de irregularidades, mentiras y atropellos por parte de Pablo Gómez. Por ejemplo, algunas de las sesiones de la sección instructora fueron realizadas ilegalmente, sin convocatoria y algunas ni siquiera se realizaron (solo existen en papel)”. Ademá de que “el proceso rompe con los compromisos internacionales asumidos por México en materia de derechos humanos y que no tiene razón de ser porque Rosario Robles ya no es servidora pública y ya enfrentó previamente un procedimiento de inhabilitación”.
Lo demá es la historia de choque entre Rosario Robles y la cuatroté. La politización y el ajuste de cuentas en el caso Robles es evidente. Son los mismos personajes del pasado que se encuentran pero ahora unos arriba y con poder para darle continuidad a un pleito pendiente y una serie de vendettas.
Lo crítico es que se la venganza política se refuerza al quedar comprobado que el Poder Legislativo emite una sentencia anticipada en contra de RosarioRobles aún y cuando los tribunales correspondientes no han concluido el proceso judicial. A final de cuentas quien ostenta el poder lleva la voz cantante e impone su verdad sobre la extitular de Sedatu quien también lanza su epíteto: “Del tamaño de su atropello es el odio y el miedo que me tienen”.