Relata que el lunes en la tarde esperaba a sus hijos para hacer una carne asada. Les llamó para saber de ellos y nunca contestaron. En seguida recibió la noticia de que algo les había pasado.
Cuenta que pensó que todo se trataba de un accidente en motocicleta, vehículo en el que se trasladaban Richie, quien trabajaba en un negocio familiar, y Héctor, estudiante de secundaria.
“Entonces corrí con mi otro hijo, el mayor, y cuando damos la vuelta a la calle, lo primero que vimos fue una masacre. Vi a mis hijos tirados en el piso”, narra.
“Corrí con mi otro hijo, y cuando damos la vuelta a la calle, lo primero que vimos fue una masacre. Vi a mis hijos tirados en el piso”
Adela afirma que encontró a su hijo Ricardo encima de su hermano menor, parecía que quería protegerlo de las balas. “Lo levantamos con mi otro hijo y vimos que tenía vida todavía. Me dice mi hijo: ‘Mamá, está vivo, vamos a llevárnoslo’. Quisimos abrazarlo, pero no pudimos y nadie nos ayudaba, ni la policía“, describe.
Después le confirmaron que Richie estaba muerto por disparos en la cabeza, y que Héctor, protegido por el cuerpo de su hermano, sobrevivió a pesar de tener varios impactos de bala. El menor tiene heridas en la ingle, cabeza y piernas.
Versiones tras agresión
De acuerdo con las versiones de los vecinos, los criminales sacaron del establecimiento a una persona y se la llevaron antes de abrir fuego. “Si se llevaron al que querían, ¿por qué hicieron todo esto?, ¿por qué tenían que matar a todos los chavos que estaban ahí, sin tener culpa?”, cuestiona la madre de familia.
“Si se llevaron al que querían, ¿por qué hicieron todo esto?, ¿por qué tenían que matar a todos los chavos que estaban ahí, sin tener culpa?”
Adela Montes afirma que el nivel de violencia que actualmente se vive en Uruapan ya rebasó a las autoridades y que este ataque armado fue una muestra de esa crueldad. “Ya da terror salir. Yo por eso les decía que no anduvieran mucho en la calle, pero ellos me contestaban: ‘Mamá, no vamos a estar encerrados, y si nos toca, hasta en la casa nos va a pasar’. Son chavos, uno los comprende”, menciona.
Ahora, para la madre de las víctimas las ilusiones familiares de tener una vida tranquila y plena han muerto junto con su hijo Ricardo. Se le quiebra la voz y llora cuando recuerda a su hijo asesinado, quien entrenaba box, salía con jóvenes de su edad y estaba a punto de iniciar su propio negocio.
De Héctor, la madre señala que los doctores le dijeron que deberá esperar 72 horas para conocer qué posibilidades tiene de vida.
Con información de SUN