24 noviembre, 2024

Vivir en el Edomex, la pesadilla chilanga

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Vivir en el Edomex, la pesadilla chilanga
Por Redacción QP

Durante 25 años Julia Rodríguez Campa y su madre, Elena Campa Fernández, rentaron un departamento en la calle Plomeros, en Tepito, sobreviviendo al aumento del alquiler y el estrés que genera vivir en un lugar que no es de su propiedad.

En 2014 Elena logró acceder al crédito del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y así tuvieron una casa propia.

Ese mismo año se mudaron al Fraccionamiento Real Verona Tecámac, en el Estado de México, un lugar en el que pensaron que podrían vivir sin complicaciones, hasta que se enfrentaron a las múltiples problemáticas que la entidad les “regala” a los oriundos.

“La mudanza nos emocionaba mucho, todo era miel sobre hojuelas hasta que llegamos al estado y descubrimos todos los horrores que nos deparaban; la delincuencia, que aunque no lo crean, era más frecuente en Tecámac que en Tepito”, recordó.

Sin embargo, el “verdadero infierno” fue el transporte público, eso fue lo que terminó por desilusionarlas y a los seis meses regresaron a la CDMX.

“¿Puedes creer que hacíamos dos horas y 45 minutos de ida a nuestro trabajo y casi tres de regreso?”, aseguró Julia.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en la última década elEstado de México se ha convertido en la entidad de los ‘dormitorios’, debido a que pasó de 3.8 millones de personas en 1970, a 15.1 millones en 2010.

De éstas, 416 mil 778 personas son provenientes de la Ciudad de México; mientras 300 mil 642 personas salen del Estado de México para vivir en la CDMX.

El psicólogo Josué Hernández explicó, desde el punto de vista científico, el porqué la familia Campa no soportó más de medio año viviendo en el Edomex.

“La casa donde vives es tu castillo, tu refugio. Es donde vas a dormir todas las noches y pasar muchas horas a la semana, pero no se trata del inmueble, sino del sitio en el que tus necesidades sean satisfechas al 100 por ciento”, señaló.

“En cualquier caso, lo importante es que tú te sientas cómodo y que cuando estés allí puedas relajarte y descansar. Si no estás a gusto, vas a estar estresado y te va a resultar difícil concentrarte en todo lo demás”, aseguró el especialista.

Además, señaló la importancia de elegir como residencia un lugar cercano a nuestras actividades diarias.

“Piensa en las tareas que vas a hacer regularmente y busca algo que esté cerca de tu lugar de trabajo, cerca de un supermercado (o en su defecto, de algún restaurante sano y barato), cerca de un gimnasio o parque para salir a correr.

“Vivir en casa bien situada con las personas adecuadas, te ahorrará decenas de horas a la semana y te facilitará mucho la vida”, concluyó Hernández.

Mariana Vargas, psicoanalista, aseguró que para las personas que viven en una ciudad con acceso ‘relativamente’ fácil es sumamente estresante cambiarse y vivir a horas de distancia.

“Aunque no lo crean, para una persona oriunda del Edomex es casi natural realizar este tipo de viajes; ojo, no por eso no les genera estrés, pero para alguien que viene de un sitio en el que su trabajo está a menos de media hora es una de bomba, que con el tiempo le puede traer hasta problemas físicos”, agregó.

La cruel realidad

La imposibilidad de comprar una vivienda en la CDMX o pagar una renta obligó a cientos de familias a mudarse a los municipios mexiquenses, donde se pueden adquirir viviendas a menor costo y con mayor acceso a créditos del Infonavit.

Sin embargo, las principales problemáticas que enfrentan los habitantes del Estado de México son: un transporte ineficiente, la inseguridad y la carencia de servicios básicos como el agua potable.

Esa entidad es considerada la más poblada del país, con 17 millones 26 mil 314 personas y es líder en homicidios dolosos, feminicidios, e incluso robos a transeúntes y autos.

El suministro de agua es otro de los problemas para los mexiquenses, lo que genera constantes protestas vecinales.

De acuerdo con información del Gobierno del Estado de México, las quejas y denuncias más frecuentes son de los municipios de Nezahualcóyotl, Ecatepec, Ixtapaluca, Chalco, Valle de Chalco, Texcoco, Tecámac, Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza, Los Reyes La Paz y Valle de Chalco, cuyos habitantes padecen los efectos del crecimiento de la mancha urbana.

Sin embargo, uno de los mayores problemas, junto con la delincuencia, es la ineficiencia del transporte público y los largos trayectos que los mexiquenses deben recorrer diariamente.

“No aguantamos ni un año, en seis meses el transporte público nos tenía hartas. Al día pasaba casi seis horas en el Metro y después en un autobús, el problema se agravaba si llovía o por algún pendiente tenía que salir tarde”, narró Elena.

De acuerdo con la Secretaría de Movilidad (Semovi) de la Ciudad de México, desde los 58 municipios mexiquenses se realizan, al día, 4.2 millones de viajes diarios a distintos puntos de las 16 delegaciones de la ciudad por autopistas, distribuidores viales y supervías que se convierten en embudos cada mañana y cada noche.

La encuesta Origen-Destino realizada por el Inegi señala que casi 30% de quienes viven en el Estado de México, pero trabajan en la Ciudad de México, invierten hasta dos horas de traslado todos los días.

Es decir, pasan al menos 20 horas a la semana en el transporte. Sin embargo, hay quienes aseguran que invierten más de esas dos horas.

Julia, que debía llegar a Villa de Cortés, el sitio en el que trabajaba en 2014, tomaba un autobús en el que tenía que pagar 15 pesos, y en el que pasaba alrededor de una hora, después llegaba a la terminal de Indios Verdes donde abordaba el Metro y viajaba casi hora y media debido a que a esas horas estaba “llenísimo”, para llegar hasta Villa de Cortés.

“Nunca volvería a vivir en el Estado de México, por fortuna logramos rentar la casa que teníamos y regresamos a la Ciudad de México. Créanme el problema no es ni siquiera la inseguridad, creo que estamos acostumbrados a eso, el verdadero problema es el desgaste físico y emocional que vivimos”, aseguró.

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