“El programa funciona en una zona gris y porque los trabajadores que vienen están atados al empleador que los trae, tienen miedo de ejercer sus derechos y no poder trabajar en Canadá si lo hacen”, dijo Chris Ramsaroop, organizador de Justicia para los trabajadores migrantes.

Para Johanna Dennie, que trabaja con Legal Assistance Windsor y con frecuencia ayuda a los trabajadores extranjeros temporales, existen varias brechas en el programa.

Dennie explicó al medio que, dado que la presencia de los trabajadores está estrechamente vinculada a la voluntad del empleador de recibirlos, son más vulnerables si son abusados por su empleador. Según ella, por miedo a perder su trabajo y ser enviados de regreso a México, muchos no se atreven a denunciar el maltrato que sufren.