Opinión///Alejandro Romero///En tiempos de la 4T POLITICA VS PERIODISMO… “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”: George Orwell
En tiempos de la 4T
POLITICA
VS
PERIODISMO…
“En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”: George Orwell
POR: ALEJANDRO ROMERO B.
En tiempos de la 4T
POLITICA
VS
PERIODISMO…
“En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”: George Orwell
POR: ALEJANDRO ROMERO B.
Mientras todos se creen poseedores de la verdad absoluta, las “fakenews” o “noticias falsas” se apoderan irremediablemente del negocio informativo y político, porque parece que en esta época “una mentira puede recorrer la mitad del mundo mientras la verdad está poniéndose los zapatos” como lo apuntara Mark Twain. Son tiempos donde la posverdad prevalece, como una distorsión deliberada de la realidad, para implantar y modelar la opinión pública con el fin de influir en las actitudes sociales, y en donde hacer periodismo, se vuelve cada vez más complejo.
En periodismo… pero mucho más en la Política…
Y hablando de Periodismo, trataré de reflexionar sobre un tema controvertido como obligado de analizar, sin pretender ser el abogado del Diablo, el tema es el vinculado a los recientes y cada vez más comunes choques verbales entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la Prensa, de ésta última, no diré Prensa libre, crítica, que indaga, que contrasta y busca el equilibrio informativo, porque todas son características inherentes y propias al oficio periodístico, sólo diré Prensa, porque lo demás según Orwell, “sólo son relaciones públicas” disfrazadas de periodismo.
Ese periodismo o el trabajo que realiza la Prensa, según Federico Campbell es un derecho civil que “deriva de un pacto no escrito entre los periodistas y el resto de los ciudadanos”, porque entre ellos dos existe “un sistema de convicciones personales y deberes sin los cuales la labor del periodista no tiene razón de ser… Ese mismo periodismo que tiene sus propias leyes: Preguntar, inquirir, ir a fondo de las cosas, sentir el pulso del momento”.
“El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro”, así lo expresó Ryszard Kapuscinski, ese periodista polaco de nombre impronunciable pero de pensamiento esclarecedor de la complicada realidad que vivimos.
Porque sin ese periodismo no hubiéramos conocido oportunamente las “Casas Blancas” de Peña Nieto y parte de su gabinete cercano, de las redes de narcotráfico, de la “Estafa Maestra”, del FOBAPROA, de la pederastia clerical, de los saqueos eternos al dinero de los mexicanos, del desmantelamiento del Estado Benefactor, del fin de la expropiación petrolera, de la pequeñez de los líderes políticos de México, del uso de Afores para negocios privados, de reuniones a espaldas del “pueblo” de políticos de izquierda con el “innombrable”, de cómo se privatizan las ganancias y se hacen públicas las pérdidas, y de un sinfín de eventos de interés público, en donde el periodista tuvo la capacidad de descubrir historias de interés colectivo. Porque sin ese periodismo libre, como lo apuntara Rodolfo Walsh, “sin periodismo libre sería una farsa”.
Sin ese periodismo, la sociedad mexicana no hubiera podido politizarse, organizarse, tomar conciencia para empujar la transformación, un cambio real de raíz y no de formas, no una simulación. Esa Prensa, que una parte hoy es satirizada, realizó un trabajo informativo que sembró en la sociedad contemporánea la semilla del necesario cambio político, la llegada de AMLO y su llamada 4ª Transformación, así como hace 150 años atrás, el periodismo valiente de los hermanos Flores Magón sembró las bases ideológicas de lo que después se llamó Revolución Mexicana. La transición política actual en México la empujamos millones que queríamos un cambio en las estructuras del poder gubernamental y económico, nadie puede ni debe abrogarse ese monopolio…
No se debe censurar a la prensa y menos pedirle que se autocensure. Menos en un país de grandes causas sociales, de grandes contrastes, de mucha pobreza con enormes injusticias, y menos en este país que ha generado a grandes periodistas como: Francisco Zarco, los Hermanos Flores Magón, Guillermo Prieto, Andrés Quintana Roo, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Filomeno Mata, José Vasconcelos, José Guadalupe Posada, Aquiles Serdán, etc. Perdón por omitir a algunos…
Todos grandes ciudadanos y mexicanos comprometidos con las causas más nobles, no necesariamente con los hombres que encabezaron los grandes cambios del país, sino con los principios, la ética y la responsabilidad de construir una patria para todos. Estos grandes periodistas, que entendieron perfectamente el pensamiento del ex presidente Juárez “los hombres no son nada, los principios lo son todo”.
Es contradictorio que hoy el presidente exija claridad a la Prensa en sus definiciones ideológicas, para que se sumen al proyecto que él encabeza, porque hace falta claridad en las acciones de gobierno, para demostrar a la sociedad que al remover a Superdelegados de su gobierno se transparentarían las licitaciones públicas y los negocios privados, que al desaparecer al CONEVAL se abatirá la pobreza, que al instalarse en Palacio Nacional como Don Benito Juárez, el Estado Laicoy Liberal se fortalecería, que al abolir la Reforma Educativa peñanietistase fortalecería la calidad educativa, que al decretar la austeridad republicana los privilegios de las élites del poder político desaparecerían, que al declarar a parte de la Prensa como vendida (que sí la hay) se fortalecería el diálogo público con su gobierno, que al cancelar mega proyectos la vinculación corrupta entre políticos y empresarios se terminaría, que al perseguir a peces pequeños de la corrupción política lograría detenerlos, en fin…
No se debe olvidar que la prensa y su ejercicio periodístico están diseñados para informar, su trabajo es fiscalizar a los poderosos, evitar abusos, no es para agradar el poder. Esto nos obliga a recordar la innecesaria digresión entre el Presidente López Obrador y el reportero Arturo Rodríguez García del semanario Proceso. Antes de entrar al conocido intercambio verbal, debemos de entender que ésto no debe ser considerado como un ejercicio sano para la incipiente democracia mexicana, si no por el contrario, “el periodismo es un lugar de lucha política… Inevitablemente, según lo apuntara Judith Butler.
Presidente – “La revista Proceso, por ejemplo, no se portó bien con nosotros”.
Reportero – No es papel de los medios portarse bien, Presidente, con alguien…– replicó Rodríguez García.
Presidente – No, pero estamos buscando la transformación y todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones. Es una visión distinta, sí, pero Zarco estuvo en las filas del movimiento liberal y los Flores Magón, también… –arremetió el Presidente.
Reportero – Son 150 años de distancia, Presidente. Responde firmemente.
Presidente – Sí, los periodistas mejores que ha habido en la historia de México, los de la República Restaurada, todos, tomaron partido. Y es que es muy cómodo decir: ‘Yo soy independiente o el periodismo no tiene por qué tomar partido, o apostar a la transformación’. Entonces, es nada más analizar la realidad, criticar la realidad, pero no transformarla.
Creo, con todo respeto para ambos, que ni el reportero de Proceso es Francisco Zarco, ni el Presidente López Obrador es Don Benito Juárez, ni el México de hoy es el México que empezaba a luchar por convertirse en una patria para todos. La distancia histórica e ideológica es profunda, de tiempo y de visiones, como lo apuntó Rodríguez García, “son 150 años” entre los dos escenarios.
IDEOLOGÍA O IMAGOLOGÍA…
No se puede pedir claridad ideológica, cuando el mismo Presidente se debate entre ser un mandatario idealista o pragmático, entre que decide encabezar una lucha de clases o una lucha de frases, entre ser un ideólogo del cambio o un imagólogo del poder, entre inclinarse por Maquiavelo o Platón, entre dejarse seducir por las mieles del poder absoluto o por inscribirse en la Historia de México (en donde hay un papel reservado sólo para unos cuantos hombres y mujeres).
Cómo pedir claridad ideológica, si el partido que lo llevó al poder, el Movimiento de Regeneración Nacional, se ha convertido en un partido político sin ideología política, convirtiéndose en lo que siempre combatió. MORENA se debate entre ser un movimiento de reconstrucción nacional o una caricatura del partido que necesita el país, como los “partidos políticos” actuales, que se han trasformado en cascarones sin ideología, sin militantes, sin cuadros y sin proyecto de nación. Sin duda, el partido del Presidente López Obrador pasa por una de las crisis más profundas en su corta existencia.
Cómo pedir públicamente claridad ideológica, si la mayoría de los mexicanos ni siquiera comprenden qué es la Izquierda o Centro o Derecha política, muchos nunca han leído la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos porque no es “conveniente”, en donde el promedio de escolaridad a nivel nacional se ubica en 9.1 (un poco más de educación Secundaria según cifras del INEGI). En materia de competitividad según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2017-2018, México y sus ciudadanos ocupa el lugar 102 de 137.
Cómo pedir claridad, si la ideología ha sido sobrepasada por la imagología, ésta última se ha llevado una victoria histórica, en donde hoy sobresale la “imagología” y no la “ideología” según lo expresó Milán Kundera. Entonces y en el marco de este pensamiento, la lucha entre “Chairos” contra “Fifís” es anacrónica… porque hoy se lucha por escenarios económicos no ideológicos. El Estado Económico ha doblegado al Estado Político.
“En general, todas las ideologías fueron derrotadas: sus dogmas fueron finalmente desenmascarados como simples ilusiones y la gente dejó de tomarlos en serio”, así sintetizaba Kundera clara y profundamente esta lucha. Se puede hablar de una gradual y mundial transformación de la ideología en imagología.
Según Milán Kundera, las ideologías políticas “eran como enormes ruedas tras el escenario que daban vueltas y ponían en movimiento las guerras, las revoluciones, las reformas. Las ruedas de la imagología dan vueltas, pero esto no incide sobre la historia. Las ideologías luchaban unas contra otras y cada tanto una de ellas era capaz de llenar con su pensamiento toda una época. La imagología organiza ella misma la alternancia pacífica de sus sistemas al ritmo veloz de las temporadas. Dicho con otras palabras: las ideologías pertenecían a la historia, mientras que el gobierno de la imagología comienza allí donde termina la historia”.
Esperamos que en México se concrete el proyecto de nación que desarrolla el Presidente López Obrador, y que esto nos permita estar a la altura de los retos y desafíos que enfrenta México, para que su nombre quede inscrito con letras de oro en la Historia de México, si no, que la Patria se lo demande.
Finalmente y al respecto de la Prensa, ni Fifí ni Chaira, simplemente Prensa, porque “la Prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización”, así lo dejó inscrito en la Historia el pensamiento nacional el periodista liberal mexicano, Francisco Zarco.
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