El Quehacer Político a través///Jose Alberto Prado Angeles///Foco Rojo en Celaya
Por José Alberto Prado Angeles
Director General y Editor
El 1 de abril del año pasado, Bertha Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, acababa de hablar en su primer mitin de campaña sobre la estrategia de seguridad en la convulsionada población que intentaba gobernar; solo minutos después, cuando caminaba por la calle acompañada por sus simpatizantes, Bertha Gisela recibió los impactos de las balas que le quitaron la vida y dejaron heridas a otras dos personas. El asesinato, del que dijo al día siguiente López Obrador en su conferencia matutina: “Duele mucho que esto suceda en nuestro país” -pero que a pesar de su “dolencia” nunca “metió las manos” para impedirlo con sus “abrazos, no balazos”-, obligó al partido oficialista a escoger otro candidato para la presidencia municipal.
Juan Miguel Ramírez Sánchez fue el agraciado para sustituir en la boleta electoral a Bertha Gisela, quien a la postre ganó la elección y es el actual alcalde de Celaya. Bueno, pues este político, quien dijo que “… no es que sea muy valiente”, el martes se convirtió en tendencia en muchos medios que difundieron sus declaraciones en las que reconoció que, siendo alcalde electo, se reunió con integrantes de la delincuencia organizada, quienes le pidieron dinero y posiciones en el gabinete que estaba formando en el municipio.
“Yo nunca he tenido acuerdos con la delincuencia organizada, no los tendré, y prefiero en su momento dado, si la situación es muy difícil, sacar a mi familia de aquí y seguir trabajando”, dijo el alcalde de Celaya. Sin embargo, ante la negativa de “colaborar” con los delincuentes, ¿qué motivó a Ramírez Sánchez a sacar a la luz pública los hechos? Argumenta, con cierta inocencia, que algunos periodistas de Celaya sospechan de posibles vínculos entre la autoridad y los criminales: “… así no creí que tuviera importancia, pues ya pasó un año… Me mantendré al margen, porque yo no vine ni a combatirlos, ni a enfrentarlos, pero tampoco a dejar que la ciudadanía no tenga protección… Nosotros no combatimos el crimen organizado, porque eso le pertenece al gobierno estatal y federal”.
Tiene toda la razón el alcalde de Celaya en su último pronunciamiento; sin embargo, ante la realidad que se vive en muchas regiones de México, donde algunos alcaldes han sucumbido ante el crimen organizado -algunos por enfrentarlo y otros por negarse a “colaborar” otorgándoles dinero, posiciones y dejarlos actuar a su anchas-, el gobierno federal urge que redoble la protección del alcalde Ramírez Sánchez, quien con su declaración exhibe a los grupos delincuenciales de cómo operan en muchas partes del país y viene a ratificar las “sospechas” de cómo se apoderan de la gobernabilidad.
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