El Quehacer Político a través///Jose Alberto Prado Angeles///“¿Por qué en un país libre, democrático, abierto al diálogo, hay manifestaciones con uso de la violencia?”
Por José Alberto Prado Angeles
Director General y Editor
Muy al margen de la polémica sobre quiénes están detrás de la manifestación de mañana de la generación Z -personas nacidas entre finales de los 90’s y mediados de los 2000- en la Ciudad de México, que aparentemente bajo el argumento de exigir un alto a la violencia, mayor acceso a la educación y mejores condiciones laborales saldrán a las calles, y del paro nacional, marchas y manifestaciones -en todo el país, pero especialmente frente a Palacio Nacional entre ayer y hoy- convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), lo importante es estar muy al pendiente de la reacción de las autoridades ante las acciones fuera de la ley que se puedan presentar.
El miércoles, elementos de seguridad pública de la Ciudad de México encapsularon y replegaron a ex jueces y ex magistrados -que quedaron fuera del sistema con motivo de la reforma judicial- quienes impedían el paso de vehículos en avenida Insurgentes para exigir se les entregue el pago completo de sus liquidaciones y que se respeten sus pensiones complementarias que establece la ley. El operativo policiaco de despejar la avenida para permitir el paso de vehículos es un claro ejemplo de cómo la autoridad debe de actuar, para que por una parte se permita el derecho a la manifestación y por el otro, no se altere la cotidianidad de la actividad ciudadana.
En los últimos años, decenas de manifestaciones -con diferentes motivos de origen- han provocado caos, alterando la actividad ordinaria y causado millonarias pérdidas económicas por daños a inmuebles y robo de mercancía, además de la agresión a los guardianes del orden, como sucedió en la marcha del 2 de octubre donde 94 policía resultaron lesionados.
Ayer, la Presidenta Sheinbaum en su conferencia matutina, hablando de las protestas del paro de los maestros y sus agresiones frente a Palacio al intentar derribar las barras metálicas, se preguntó, “¿Por qué en un país libre, democrático, abierto al diálogo, hay manifestaciones con uso de la violencia?”. Posiblemente por tanta injusticia que ha existido y los oídos sordos que durante muchos años han tenido todos los Gobiernos en atender los problemas básicos y prioritarios de un país como México. Pero, en estos momentos no vamos a filosofar o tratar de encontrar respuestas a las ya tradicionales irresponsabilidades gubernamentales para resolver las prioridades nacionales que evitaran las protestas. Hoy, es simplemente pedir a la autoridad que aplique la ley. Si durante las marchas, manifestaciones o protestas se cometen ilícitos por parte de algunos de los participantes, que se les impida -como sucedió con los empleados judiciales- y que se arreste a quienes infrinjan la ley. No salir al final del día con la muy repetida frase “… Nosotros no vamos a caer en la provocación”, como dijo ayer nuevamente la presidenta. No es caer en la provocación, es aplicar la ley.
Así el Quehacer Político Desde 1980, 45 años inquiriendo en la política de México, cuestionando, exponiendo, revelando y razonando.Es cuanto.
