Sigue el debate por el lenguaje inclusivo
Por Redacción QP
De manera objetiva la RAE ha expresado que las formas tradicionales del lenguaje son las deberían seguir prosperando en la actualidad
El debate con relación al lenguaje inclusivo ha producido polarización en la opinión pública, pues dependiendo del pensamiento político de cada persona afloran puntos de vista distintos, algunos de estos consideran necesaria una evolución en el lenguaje que ha recurrido a términos masculinos para referenciar a personas que no se identifican con ese género, así como hay quienes toman las expresiones más inclusivas como mofa, alimentando la intolerancia y discriminación en la sociedad. En este contexto, la RAE ha sido puntual al expresar que las formas tradicionales del lenguaje son las deberían seguir prosperando en la actualidad.
La Real Academia Española (RAE), fundada en 1713, ha causado controversia en los últimos años en los que la inconformidad no sólo de la comunidad LGBTIQ+, sino de un grueso de la población, debido a que considera que la lengua ha facilitado términos clasistas, por lo que se ha solicitado una modificación en sus reglas, y aunque su última actualización ocurrió en 2023, las variaciones sólo estribaron en admitir de nueva cuenta el adverbio “sólo”, como los pronombres administrativos “éste”, “ése” o “aquél” para que vuelvan a ser escritor con tilde.
Las omisiones que la RAE y sus representantes han hecho a las peticiones de la sociedad civil han causado molestia generalizada, pues fue hace apenas un año, cuando su director, el jurista de 74 años Santiago Muñoz Machado sostuvo su postura acerca del lenguaje inclusivo, el que considera que se presta a múltiples confusiones en situaciones en que no es bien empleado, por lo que refrendó que a su juicio el “masculino genérico” es la opción más viable para lograr una comunicación efectiva.
De acuerdo con Muñoz Machado, el “masculino genérico” en el lenguaje tiene lugar “el uso del masculino para designar ambos géneros” y es la forma más efectiva para expresarse, debido a que explicó que es una alternativa “muy económica”, “no discriminatorio” y “el más inclusivo de todos los lenguajes”.
“Es un aliado de la evolución del español muy importante que tiene origen en el sánscrito de las lenguas preclásicas”, destacó durante su intervención en la novena edición del Congreso Internacional de la Lengua Española, en noviembre del año pasado.
Aunque el jurista no negó que el lenguaje inclusivo tiene una carga ideológica política indiscutible: “El lenguaje inclusivo tiene una alta significación política, con la que nosotros estamos muy conformes”, destacó, “la academia lo único que señala es que así no se habla”.
También explicó que, en primera estancia, fueron los grupos feministas e intelectuales que manifestaron la “orientación excesivamente masculinista” que connotaban los términos lingüísticos básicos del diccionario, por ejemplo, cuando la explicación de una profesión empieza siempre con la definición “hombre que”.
Y aunque reconoció que el desarrollo explicativo de muchas palabras puede ser discriminatorios, también señaló que eran vicios del lenguaje que podían evitarse.
“Todo esto es evitable y se pueden usar formas alternativas (…) También tiene una gran significación política el lenguaje inclusivo cuando es un aldabonazo, una llamada de atención, para señalar que las mujeres están discriminadas en nuestras sociedades y, si se usa como llamado de atención, también está bien”, consideró.
Pero llamó a las modificaciones realizadas en el lenguaje tradicional como una actuación que produce “el barro de la alteración de las formas del lenguaje tradicionales para hacerlas más inclusivas”, las cuales “producen muchos errores innecesarios”.
Con información de Él Universal