Otros cuatro de los 18 académicos de que consta la institución -incluidos sus dos últimos secretarios, Sara Danius y Peter Englund- la han abandonado temporalmente, aunque varios han participado en la elección de nuevos miembros para que hubiera cuórum.

Queda por resolver la situación de la poetisa Katarina Frostenson, cuyo esposo – el francés Jean-Claude Arnault – es el origen del escándalo y a la que la Academia ha pedido que renuncie.

“Es un asunto que tenemos que resolver este otoño. Le hemos enviado una resolución a la que esperamos responda, y le vamos a pedir que lo haga en los próximos días“, declaró a la agencia TT el secretario provisional de la Academia, Anders Olsson.

Fueron las denuncias de 18 mujeres en un diario en noviembre de los abusos cometidos por Arnault, vinculado a la Academia por su esposa y su club literario, las que desataron el escándalo que provocó el aplazamiento a 2019 el Nobel de Literatura de este año.

La Academia cortó la relación y encargó una auditoría, que concluyó que Arnault no había influido en decisiones sobre premios y ayudas, aunque el apoyo económico recibido por su club incumple las reglas de imparcialidad al ser su esposa copropietaria.

Presionada por la Fundación Nobel, la Academia Sueca ha impulsado varias reformas en los últimos meses, como un cambio en los estatutos para posibilitar la renuncia real de sus miembros y la elección de nuevos; y recurrir a un grupo externo de expertos en derecho, resolución de conflictos, organización y comunicación.

Pero la decisión más controvertida ha sido aplazar la concesión del Nobel de Literatura, por primera vez en siete décadas y que supone que en 2019 se otorgarán dos premios, medida justificada por la falta de confianza y el debilitamiento de la institución.

Arnault fue condenado a principios de mes a dos años de cárcel por un caso de violación cometido en 2011 contra una mujer y, aunque la sentencia ha sido recurrida, permanece en prisión preventiva por orden del tribunal.