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El negocio de la fe
Por Israel Mendoza Pérez
A cuatro días del cierre de la Basílica de Guadalupe, los feligreses llenan las calles aledañas al santuario guadalupano. La sana distancia, en esa zona, es igual a la fe: ciega. La alcaldía ya dispuso de baños públicos, franeleros y la apertura de negocios formales e informales. Los jerarcas católicos, el rector Salvador Martínez Ávila y Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se congracian de que aún en tiempos de pandemia, el dinero entra a la caja fuerte del templo.
El negocio de la fe salpica de manera favorable a la alcaldía encabezada por Francisco Chiguil. Acostumbrado a manejar la demarcación con dotes de moderno terrateniente, el alcalde dejó que los negocios se mantuvieran abiertos ya que, al igual que Martínez Ávila y Cabrera, el recibir dinero por diversas vías es su aliciente.
Por un lugar de estacionamiento llegan a cobrar hasta 50 pesos en la vía pública y los souvenirsreligiosos en la Calzada de Guadalupe van desde los 40 hasta 2 mil pesos y la economía se mueve, la vendimia está a todo lo que se puede debido a que no se puede perder el capital que genera la virgen de Guadalupe para el templo y para el alcalde morenista.
El templo ya tenía que estar cerrado desde hoy. Pero no. Los feligreses en esta semana abarrotarán las calles como si fuera un día normal y la ciudad de México se encuentra al borde del colapso hospitalario por Covid-19.
El golpe a la economía de la alcaldía se comienza a superar al permitir negocios abiertos y que la actividad religiosa se convierta en la bujía que detone el valor de la zona. Sin embargo, ayer fue el día de mayor afluencia en la Basílica. Nadie se opuso al movimiento económico ni contuvo la llegada de peregrinos. Las visitas al templo no se frenaron, la sana distancia no se respetó, pero así es el negocio de la fe. Tolerado por la alcaldía y exacerbado por la rectoría de la Basílica.
Con tibieza la Arquidiócesis Primada de México invitó a todos los creyentes a no asistir a la Basílica para celebrar a la Virgen de Guadalupe, después de que en la Ciudad de México la capacidad hospitalaria supera el 50 por ciento.
Pero el rector va en sentido contrario. Ve la pandemia al máximo y descuidó los protocolos. La arquidiócesis recordó que las celebraciones a la Virgen de Guadalupe no serán como de costumbre debido a la pandemia. Además, insistió en que la emergencia sanitaria representa un gran peligro para los asistentes como al personal de la Basílica, pero aun así esta semana es de fiesta en las calles de la Basílica y nadie lo impedirá. Ya se verá…