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Efecto búmeran
Por Israel Mendoza Pérez
A Yeidckol Polevnsky le sobran adversarios y le falta experiencia en el manejo de facciones políticas dentro del partido bajo su dirigencia. Su reciente declaración respecto a la existencia de grupos internos interesados en verla fuera de Morena y su negativa de ver al partido-movimiento como su antecedente, el PRD, lleno de tribus, exhiben una falta de capacidad y conocimientos para hacerles frente.
La carrera partidista de Polvensky Gurwitz dentro del PRD fue corta. Al interior del partido de la Revolución Democrática, a lo largo de los 30 años de existencia de este instituto político, se comenzaron a crear grupos y corrientes por el caudillismo de Cuauthémoc Cárdenasy al final por parte de Andrés Manuel López Obrador. Al cerrar los espacios para darle paso a sus grupos de interés provocó la lucha interna de corrientes internas para negociar lugares en la burocracia partidista. Por eso surgieron las tribus.
El mismo efecto se comenzó a dar en Morena desde el momento en que Yeidckol Polevnsky se autoimpone como la dirigente que proviene de la facción que controla el poder del partido. Si bien ella no tiene el tamaño político ni histórico para ser un caudillo, como Cuauhtémoc Cárdenas en el PRD, si tiene el control de la burocracia pues cuenta con el apoyo de una parte de la estructura procedente de Palacio Nacional. Ella ahí sustenta su fuerza.
Incluso, la medida prohibicionista de crear grupos de acuerdo con el Artículo 3, inciso “g”. que señala: “la afiliación será individual, personal, libre, pacífica y voluntaria, sin corporativismos de ninguna índole; sin que se permitan facciones, corrientes o grupos que vulneren la soberanía del partido, es decir, su capacidad exclusiva de dirección general”.
También forma parte de una estructura monolítica que a la postre genera descontento y necesidad de crear tribus para la sobrevivencia del proyecto político para los próximos años. Es el efecto bumeran en el que se encuentra Yeidckol Polevnsky, pues mientras se confronta y se apega a su estatutos, se le revira ya que ella mantiene el poder encargado por su fundador.
Ella afirma que no se puede ni se debe permitir que al interior del partido se fortalezcan grupos o tribus. Además, según ella “al interior de su partido hay gente que quiere mantener las mismas prácticas que en otros partidos y no podemos permitirlo, porque nos pasaría lo mismo que al Partido de la Revolución Democrática (PRD). No queremos grupos ni tribus. Queremos que todos se reconozcan como una sola familia que es Morena”.
Lo malo es que la memoria de Yeidckol Polevnsky es corta. Desde hace unos meses, Alejandro Rojas Díaz Durán, aspirante a la dirigencia, ya había advertido de una pronta perredización de Morena, por el cacicazgo de la dirigencia al mantener cerrada la convocatoria para la renovación de los órganos de dirección del partido.
“Si ella quiere otro PRI que se vaya al PRI, que se afilie al PRI, a mí no me gusta, de hecho yo siempre fui crítico del PRI, tampoco quiero que se convierta en el PRD, porque ella está haciendo un grupo en el PRD, digo en Morena, no queremos que se perredize Morena, porque Morena si se perrediza va a terminar en la extinción muy pronto, más aceleradamente que el PRD”, advirtió Díaz Durán.