UNA LARGA AGONÍA

Una vez encontrados los restos de una persona desaparecida, la incertidumbre no termina ahí, pues los familiares deben esperar entre seis y ocho meses para confirmar si se trata o no de su ser querido.

Ante la lentitud de los estudios comparativos de ADN, lo que acrecienta el trauma de los deudos, colectivos de búsqueda se han pronunciado por incrementar los recursos aplicados a investigación e identificación de personas desparecidas.

Al conmemorar hoy el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, rastreadoras en el sur de Sinaloa coinciden en que su trabajo no es sólo buscar, sino lograr identificar los restos humanos encontrados y entregarlos a sus familias, pero no pueden lograr esta misión debido a las carencias que hay en las policías investigadoras y falta de personal.

Para Lucía Espinoza Lizárraga, presidenta de Una luz de esperanza, éste es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan.

“Hay personas que encuentran los cuerpos, y por algo ellas creen que son sus familiares, pero pasa mucho tiempo para que se cumpla el trámite de hacer la comparativa, para ver si efectivamente es su familiar… A nosotros nos interesa mucho esa parte, pues el trabajo de nosotros no sólo es buscarlos”, declaró.

En el contexto nacional, el Movimiento por nuestros desaparecidos en México reclama mecanismos mínimos de búsqueda para la Ley General sobre Personas Desaparecidas.

Esto incluye: programa nacional de exhumaciones e identificación de restos, que abarque líneas de acción para la identificación y registro de fosas comunes y clandestinas; resguardo de restos e identificación de cuerpos y fragmentos humanos.

Con información de Noroeste