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El partido en el poder
Por Israel Mendoza
El partido en el poder
Por Israel Mendoza
Las diferentes facciones de Morena en busca de la dirigencia nacional afilan sus armas para conquistar el lugar que ostenta en la actualidad la empresaria-política Yeidckol Polvensky. El grupo compacto de Palacio integrado por Polevnsky y Bertha Elena Luján está más que listo para ir en una lucha simulada por la presidencia del partido. Incluso uno de sus opositores, Alejandro Rojas Díaz Durán lo llama “un pleito arreglado”.
Los dados de la estructura del gobierno y del propio partido se cargan hacia Bertha Elena Luján, ella cuenta con el visto bueno del inquilino de Palacio. Además de que tiene influencia gracias a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján y de toda una estructura de sindicatos. Incluso Porfirio Muñoz Ledo se encargó de dividir a la bancada en las preferencias para candidatos a la dirigencia ya que él también le dio su aval. Él no es dirigente de Morena pero cuenta con autoridad moral sobre un número de legisladores cercanos.
Bertha Luján es quien le dará continuidad al proyecto de Yeidckol Polevnsky por la razón de que en la actualidad lo que está en juego son los mil millones de pesos que tiene Morena en prerrogativas y Morena representa poder político y económico. Además de que al ser un instrumento por parte de la cúpula en el gobierno se busca que el partido quede en manos de quien es parte del juego de la cúpula en ambas estructuras.
Se espera que con la convocatoria que se emitirá en octubre y la elección el 20 de noviembre se definan los candidatos. Por el momento, Mario Delgado, coordinador de la bancada morenista en San Lázaro y precandidato ha lanzado el llamado a la unidad previo al proceso interno.
La apuesta es que se abra a una elección abierta para medir su verdadero alcance. No sólo se trata de popularidad y de continuidad sino que se debe tener en cuenta que en 2021 se jugarán de nuevo su capital político con las elecciones intermedias.
La conveniencia de que llegue Luján a la dirigencia del partido se debe a que ella es pieza fundamental para Andrés Manuel López Obrador en este momento en que la Fiscalía General de la República investiga a Rosario Robles y Carlos Ahumada, involucrados en los videoescándalos ocurridos hace 15 años.
Cuando Bertha Luján fue contralora del GDF se encargó de avisarle a López Obrador que empresas vinculadas al benefactor del PRD, Carlos Ahumada habían cobrado por obras contratadas en la delegación Gustavo A. Madero que no se llevaron a cabo. El delegado en esa época era Octavio Flores Millán. Por ahí comenzó la disputa entre López Obrador y Ahumada.
El gobierno de la capital lo denunció ante la PGJDF. El monto defraudado fueron 31 millones de pesos y empresario de la construcción se desquitó con los videos de Gustavo Ponce, René Bejarano y Carlos Ímaz.
Ahora que por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) se comenzó a ir tras los implicados en los videoescándalos de 2004, López Obrador requiere a esa misma voz que le dio la primera señal de alerta ya que ella responde más al interés político de grupo y no al público. Es por costumbre una subordinada del tabasqueño y eso no cambiará.