Laurentino Cortizo asumió como presidente de Panamá para los próximos cinco años con un duro discurso contra la corrupción y prometiendo acabar con la desigualdad económica que aqueja a su país.

“Venimos de una década perdida de corrupción, de robarse el dinero de los panameños. Se lo quitaron a los enfermos, a los que sufren sin medicamentos en hospitales fantasmas. Nos intoxicó el clientelismo”,aseguró durante el discurso de investidura.

Cortizo, un empresario ganadero que ganó con 33% de los votos las elecciones de mayo pasado, dijo que los fondos públicos “son y serán sagrados” y aseguró que durante su mandato “no habrá intocables”.

Panamá ha sido sacudida en los últimos tiempos por distintos escándalos de corrupción, como el de los sobornos de la multinacional brasileña Odebrecht o el de las sociedades “offshore” usadas presuntamente por personalidades de todo el mundo para evadir impuestos.

Decenas de antiguos funcionarios se encuentran bajo investigación, la mayoría de ellos relacionados con el ex mandatario Ricardo Martinelli, en arresto domiciliario mientras afronta un juicio por presunto peculado y espionaje político.

Para combatir la corrupción, Cortizo anunció que exigirá a sus ministros adoptar un “código de conducta” y que presentará una nueva ley sobre contrataciones públicas, así como un paquete de reformas constitucionales destinadas a fortalecer la separación de poderes.

Cortizo también arremetió contra la desigualdad y dijo que el país centroamericano lleva décadas liderando el crecimiento económico de la región, pero que “es el sexto más desigual del mundo”. Panamá tiene 6% de desempleo y la mitad de sus trabajadores son informales.