UN MENSAJE DE PAZ PARA NUESTROS POLÍTICOS…

Por Graciela Edith Coronel Barrios
Presidenta de Comercio Alternativo para
una Vida Digna A.C. (CAPUVD)
En esta ocasión estimado lector, quiero comenzar este artículo de modo que podamos reflexionar juntos en un tema que seguramente atañe a tu
vida de forma completa, me refiero a la autoridad que tienes y que seguramente te lo propusiste en algún momento de tu vida, por supuesto que te esforzaste, posteriormente tocaste puertas, las cuales algunas se abrieron y otras tal vez no, y seguiste persistiendo, etc., sin embargo, el punto para que podamos reflexionar juntos es a través de una pregunta puntual y no retórica, has pensado en: ¿verdaderamente fue a través de tus esfuerzos humanos lo que te llevó a la posición de autoridad que desempeñas?
Te invito a que reflexionemos, lo siguiente:
Algo que Dios nos deja saber es que todo
gobernante o autoridad es un servidor de
Dios con un propósito profundo: para castigo
de los malhechores o para alabanza de los
que hacen el bien. Y no hay autoridad sino proviniera de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas, nos dice el libro de Romanos (Cap. 13). Jesús en su momento más álgido antes de su crucifixión, tuvo varias conversaciones con Pilato quien determinó que fuera crucificado finalmente, el
mismo Jesús le recordó a Pilato que la autoridad que tenía para liberarlo o condenarlo le había sido dada desde arriba.
Otro ejemplo de una autoridad dada por Dios fue la del Rey Ciro, en este caso Ciro fue un ungido por Dios en la Biblia, es decir, un líder que tuvo un propósito mayor, uno divino, relacionado con la libertad y la justicia.Ciro, fue un rey persa de enorme influencia al
que Dios utilizó para cumplir una importante profecía del Antiguo Testamento: bajo su mandato liberaría a los judíos del cautiverio y los ayudaría a reconstruir el templo de Jerusalén.
El uso que Dios hizo de Ciro ilustra la verdad de Proverbios 21:1: “Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.”
Ven, te animo a que veamos aquí la profecía sobre el Rey Ciro: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste.
Aquí hay una oportunidad de reflexión
para usted, donde puede seguir viéndola
como una profecía para Ciro solamente o tomarla como una promesa para su vida como gobernante de este país, si, así es, te invito a leerla de nuevo.
Porque recordemos que nuestra autoridad nos fue dada por Dios, para servicio de Dios con un propósito no solamente terrenal sino divino. Cuando logramos comprender esto y depositamos nuestro corazón en la mano de Dios, entonces, descansamos en la soberanía y poder de Dios y damos apertura a la paz que sobrepasa nuestro entendimiento, que solamente Él nos puede dar, porque sí, efectivamente Dios tiene todo bajo control, no somos nosotros, es Él en nosotros haciendo posible lo imposible.
“Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.” S.
Juan.
Hoy quise recordarte esta verdad para que recuperes la paz del Señor en tu vida, que tu confianza esté puesta nuevamente en El, descansa sabiendo que la posición en la que hoy estás es por voluntad de Él y no del hombre, que Dios tiene un propósito contigo y lo va a llevar a cabo, que Él te proveerá de sabiduría para tomar las decisiones convenientes, no solamente para tu vida sino también para este país. Confía sabiendo que Dios te respaldará y ayudará porque ¡Él te ha puesto ahí.!
Por el contraste al Rey Ciro, está el rey
Nabucodonosor a quien la soberbia lo destruyó, no permitas que te alcance hoy a ti y lo pierdas todo, antes bien reconoce que el Altisimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere; alza tus ojos al cielo y recupera tu razón, restablece
tu autoridad conforme a la voluntad de Dios y
mayor grandeza te añadirá.
Si anhelas reconocer en este día, que el Señor es quien te ha puesto en ese lugar para este tiempo y que necesitas de Él, te invito a que digas y creas con todo tu corazón: Señor Jesús, en este día deposito mi corazón en tus manos, inclínalo a tus propósitos, limpialo de todo orgullo, soberbia, autosuficiencia,
egoísmo, ambición y temor; confieso que mis
errores me han alejado de ti, te pido perdón y
reconozco que necesito de ti, de tu amor para
ejecutar mi propósito, por eso hoy te recibo en mi corazón como mi Señor y mi único y suficiente Salvador, en el nombre de Jesús, Amén!
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la
doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo.” S. Juan.