El Quehacer Político///Jose Alberto Prado Ángeles///Por el bien de todos primero el estado de derecho
Por José Alberto Prado Ángeles
Director General y Editor
El tema nacional que acapara la atención en los medios de comunicación es la propuesta de reforma al Poder Judicial, por atentar en contra de la democracia y promover la concentración de poder en el oficialismo. Pero aparentemente eso sucede solamente en el ámbito político y no entre la ciudadanía. De acuerdo con el Latinobarómetro -corporación que investiga el desarrollo de la economía, democracia y la sociedad en su conjunto-, al 56 por ciento de los mexicanos no le importa vivir en un país con o sin democracia, lo que le interesa es tener un gobierno que les resuelva sus problemas.
A quienes sí les interesa las consecuencias que se puedan tener de una reforma constitucional al Poder Judicial que atente en contra de la democracia y provoque autoritarismo es a los empresarios. Y fueron precisamente ellos quienes se lo expresaron directamente a Claudia Sheinbaum en su primera reunión cuando en el marco del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). “Necesitamos una relación de confianza en el gobierno, la certidumbre del futuro y unidad… si eso sucede, cuente con todo nuestro apoyo”, dijo Francisco Alberto Cervantez, presidente del organismo.
Ante el “espaldarazo” empresarial, la presidenta electa fue muy clara al señalar que la reforma al Poder Judicial, “De ninguna manera va a representar autoritarismo o una concentración de poder. De hecho, es que el Poder Judicial tenga su autonomía, más autonomía, y que realmente sea un poder judicial que procure la justicia”. Palabras que “generan confianza”, dijo el presidente de los empresarios.
El mensaje de quien regirá los destinos de México a partir del 1 de octubre, quien agregó que “el desarrollo económico debe ser incluyente” -entendiéndose que se escucharan las opiniones de todos sectores- tranquilizó a los empresarios que se habían mostrado nerviosos, alterados y preocupados.
Por el momento, el relevante mensaje es tranquilizador y da la impresión o se interpreta que Claudia empieza a deslindarse del tono altanero y divisionista de quien aún gobierna, y aparentemente comienza a distanciarse de la intención de crear un gobierno autoritario. Pero tampoco nos confundamos e ilusionemos, porque el inquilino de Palacio cuando empezó este “memorable sexenio” envolvió a muchos con su pausado discurso lleno de verborrea, pero colmado de divisionismo y mentiras.
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