El Quehacer Político///Jose Alberto Prado Ángeles///Habemus bandera en el Zócalo
Por José Alberto Prado Angeles
Director General y Editor
¡Qué bueno! que el Presidente recapacitó y el domingo se izo la bandera de México en el Zócalo capitalino, cuando había amenazado con no llevarse a cabo, bajo el argumento de que los soldados no estarían en condiciones de salir de Palacio a la plancha de la plaza por estar “amurallado” el Palacio, pero… ¡Qué malo! que la dirigencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) rechazaran el aumento del 10 por ciento de aumento salarial, lo que provocará que el plantón de los maestros se mantendrá de manera indefinida y se “fusionará” con la marcha de la “Marea Rosa” del domingo que tiene como destino la explanada frente a la “casa” de López Obrador… ¡Qué riesgo!
Recuerda la trifulca de aquel 19 de junio de 2016 en Nochixtlán, Oaxaca, donde miembros de la CNTE protestaron en contra de la reforma educativa y en el enfrentamiento con la policía dejó un saldo de ocho muertos -entre ellos un periodista-, además de dejar numerosas barricadas con fuego, autos incendiados y daños a decenas de comercios. Esto es solo un “recuerdo” de violencia -de muchos que se han tenido en los últimos ocho años- de lo que son capaces los provocadores que se inmiscuyen entre los integrantes del sindicato de los educadores y que este fin de semana puedan “meter mano” y violentar lo que es una legítima protesta de derechos laborales en combinación con una manifestación ciudadana de apoyo a la oposición.
La marcha de la Marea Rosa a favor de la democracia -que en esencia es una franca oposición al gobierno- y el añejo malestar de los educadores a los que sus peticiones se les ha dado largas y se les ha ignorado ante la obviedad de sus necesidades y la importancia que representan para la educación de los mexicanos, pueden ser elementos muy fácil de aglutinar para provocar una reacción que pudiera tornarse violenta, no por la intención de quienes forman parte de ambos movimientos, sino de aquellos que pudieran estar interesados en sacar “provecho” de la mezcla de oposición e inconformidad para crear problemas. No es amarillismo, es solamente la intención de prevenir. Así que, ¡Habemus bandera en el Zócalo!
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