El Quehacer Político///José Alberto Prado Angeles///Un día común
Por José Alberto Prado Angeles
Editor y Director General
Una capa gris cubriendo el cuerpo de la ciudad de México. Las personas despiertan y se alistan con la ropa necesaria, previniendo los fuertes diluvios de lluvia, que han azotado durante semanas. Sombrillas en mano, botas de plástico, zapatos de dos tonos, cuerpos temblorosos, así, a los transeúntes se les percibe en las calles corriendo, como si fuera la última vuelta de un maratón.
Estos son los días en esta gran ciudad, donde te percatas que alumnos de primaria, secundaria, preparatoria y universidad llegan a sus clases temprano. Trabajadores que llegan a su oficina o negocio, padres de familia que vienen de dejar a sus hijos en las escuelas, personas que viajan del estado a realizar sus actividades. Todos ellos se levantan en la madrugada para empezar su día, sin saber que el estrés de toda la gente que tiene que llegar temprano a sus destinos, puede desesperarlos.
Pero detrás de todo esto, viene la verdad. EY¡ Muévete¡, hazte a un lado, bríncame si quieres, te hubieras parado más temprano¡, estos son los gritos a los que tenemos que estar acostumbrados día con día, por parte de los automovilistas, taxistas, camioneros, microbuceros, ya que por la gran cantidad de carros, camiones, motocicletas, tienden a provocar filas infinitas en las calles.
México, el extenso México, tiene un gran problema. Calles inundadas por la gran cantidad de basura que permanece en el suelo por la mala educación que existe, la cual provoca socavones en los pisos, ya que por días permanecen con exceso de agua y tiende a debilitarse la tierra, que provoca que postes de luz se caigan, donde las casas y edificios tienen una electricidad nula, que por ende se encuentran calles cerradas. Esto ya es común.
Tras dichos desastres, se puede observar a trabajadores de basura, recogiendo todos los desechos que nosotros mismos aventamos, policías con silbatos desviando a los automovilistas para que se dirijan a otro camino, bomberos quienes observan y desalojan a la gente que pueda tener problemas por la caída del piso. Todo esto es lo que ha provocado los desperdicios que no son tirados en el lugar correcto.
Pero cabe destacar que esto, solo es hasta las 10 de la mañana donde todo vuelve a la “normalidad”
Dan las tres de la tarde, el sol deslumbra tu vista, si, el clima volvió a cambiar drásticamente. Toda la capital es una historia, los famosos godines, compartiendo pláticas afuera de la empresa donde trabajan. Los alumnos de kínder, primaria y secundaria, esperando a sus padres para que pasen por ellos, los de preparatoria y universi- dad, se ven en grupos pequeños, dirigiéndose a diferentes destinos. Los comerciantes atendiendo a toda la gente que requiere alimentarse o tomar una bebida, todo, para poder llegar temprano a casa.
Con el pasar de la horas, ya siendo las nueve o diez de la noche, el caos vuelve, porque como dijera Isaac Newton “Todo lo que sube tiene que bajar” y si, todas las personas se dirigen a casa, bares, o simplemente disfrutar de la familia pero con el único detalle que el tráfico es más complicado a esas horas, ya que la lluvia es el simple “obstáculo”con el cual tenemos que acostumbrarnos. Por que somos un país que disfruta la vida nocturna.
Así el Quehacer Político Desde 1980, inquiriendo en la política de México, cuestionando, exponiendo, revelando y razonando.Es cuanto.