Recordemos al gran Carlos Fuentes: a través de algunas de sus obras
Por Redacción QP
Carlos Fuentes plasmó modernidad a las letras mexicanas del siglo XX. Aquí algunas de sus obras emblemáticas para recordarlo a 11 años de su muerte
La muerte de Artemio Cruz
“Artemio Cruz. Así se llamaba, entonces, el nuevo mundo surgido de la guerra civil; así se llamaban quienes llegaban a sustituirlo. (…) Desventurado país que a cada generación tiene que destruir a los antiguos poseedores y sustituirlos por nuevos amos, tan rapaces y ambiciosos como los anteriores”.
Desde su lecho de muerte, Artemio Cruz rememora el reguero de amarguras y glorias efímeras que conforman el sendero espinoso de su vida. La sangre y el horror de la Revolución Mexicana, las traiciones calculadas y meticulosas que lo llevaron al poder y a la política. Sus amores perdidos, la indiferencia de sus hijos: nada, no queda nada cuando llega la muerte.
Aura
“No volverás a mirar tu reloj, ese objeto inservible que mide falsamente un tiempo acordado a la vanidad humana, esas manecillas que marcan tediosamente las largas horas inventadas para engañar el verdadero tiempo, el tiempo que corre con la velocidad insultante, mortal, que ningún reloj puede medir.”
Una de las novelas más breves de Carlos Fuentes, pero de las más conocidas, “Aura” es una incursión al terreno de lo sobrenatural. Felipe Montero, un joven historiador, llega a la calle Donceles de la Ciudad de México solicitando el puesto de trabajo que vio en el periódico: organizar las memorias de un antiguo general para su posterior publicación.
En aquella casa no habitan más que Aura, la intrigante adolescente de los ojos verdes, y Consuelo, su tía religiosa y tiránica. Ambas le abrirán las puertas de su casa a Felipe Montero, donde se adentrará para siempre en un reino de oscuridad.
La región más transparente
“Aquí caímos. Qué le vamos a hacer (…) Ciudad del fracaso ansiado, ciudad en tempestad de cúpula (…) ciudad perro, ciudad famélica, suntuosa villa, ciudad lepra y cólera, hundida ciudad. Tuna incandescente. Águila sin alas. Serpiente de estrellas. Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire”.
Todos los escritores del mundo han sentido fascinación por las ciudades. Pero en la “región más transparente”, Carlos Fuentes volvió a la ciudad un personaje: México. La Ciudad de México, sus calles, sus habitantes, sus desigualdades sociales, una ciudad inestable medio siglo después de su revolución, una ciudad vida, una ciudad de muerte, una ciudad boca abierta, corazón que late: la región más transparente.
Cambio de piel
Cuatro personajes, dos parejas que viajan en automóvil de México a Veracruz, se ven obligados a pernoctar en Cholula, ciudad de las pirámides aztecas, donde en un descenso a las galerías, como una visita a los infiernos, aflorarán los más oscuros secretos de cada uno.
“Cambio de piel” indaga en el mito del México prehispánico y en el holocausto europeo a través de la memoria de sus protagonistas, personajes decadentes que no pueden escapar de las fauces del destino.
La silla del águila
“No creas que en un país mestizo, racista, acomplejado por el color de la piel (aunque jamás lo admita) como México, ello me ayuda. Al contrario, me atrae ese vicio nacional, el resentimiento, que es rey mezquino con su corte de enanos envidiosos. Al mismo tiempo, mi apariencia física me otorga la superioridad indecible, el homenaje implícito que le rendimos a la raza del conquistador”.
Carlos Fuentes retrata una lucha donde no hay lealtad que valga: por conseguir el poder, el padre es capaz de traicionar al hijo, la esposa al cónyuge, el secretario de estado al primer mandatario.
Y donde todo puede pasar: crímenes de viejos caciques, espionaje de supuestos allegados, maniobras tétricas, extorsión sexual… o que incluso reaparezca en la escena política un fallido candidato presidencial al que todos creyeron asesinado años atrás.